S´han acabat les vacances!
Hace mucho tiempo que he dejado de creer en la racionalidad de la especie humana. Me resisto a considerar como racionales a quienes entregan su vida en un atentado suicida con la esperanza de gozar de otra vida mejor en un paraíso. Ni a los que amargan su existencia sujetándola a los preceptos irracionales de sus iglesias, con la esperanza de que estos sacrificios les serán compensados en otro paraíso. ¿O acaso en el mismo? ¿Van al mismo lugar los cristianos reprimidos por el oscurantismo clerical y los terroristas suicidas musulmanes? ¿O acaso hay más de un paraíso? Y si es así, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene cada uno de ellos? Son puntos que convendría aclarar y sobre los cuales, a falta de las informaciones de alguien que haya regresado de ellos, seguimos en la incertidumbre. De momento, los californianos que esperaban hace pocos días que viniese el propio Jesucristo a aclarárselo se han visto frustrados, y siguen esperando, como algunos millones más de norteamericanos piados