Mercat, pàtria, família.

Muchos estiman que el mercado, bajo una u otra modalidad, es un universal antropológico y probablemente son aun muchos más los que consideran que lo es la patria o la organización de la sociedad en clanes familiares. En los tres casos la cosa desde luego está por demostrar, y hay razones para estimar que la erección de estas abstracciones en divinidades se haya en el origen de las canalladas que se realizan en su nombre. El mercado ( tras el retorno triunfal que para el mismo supuso la renuncia al ideario ilustrado de la Revolución de Octubre) al menos empieza ya a desencadenar interrogantes. Lo que en esta última semana ha venido ocurriendo en ciudades españolas es como un esperanzador síntoma de que en algún registro más o menos profundo incubaba la idea de que (contrariamente a lo que se imponía como axioma hace unos años) mercado y orden son en realidad términos incompatibles, y que la sociedad humana no puede estar subordinada a los caóticos vaivenes del primero.

Algo parecido pasa con la patria, dado el cúmulo de desgracias que desencadena la erección de su defensa en imperativo. En esta Europa que empieza a ser un sarcasmo llamar comunitaria se multiplicación los neo-patriotas de todo cuño. Siendo sus idearios meramente anales, obviamente son entre sí enemigos potenciales, primando en sus relaciones hora el resentimiento (por ejemplo de los lepenistas franceses frente a sus émulos en Alemania), hora el desprecio (de ambos frente a los tristes ultranacionalistas rumanos). Pero les une la gestión de la frustación de los débiles, y la canalización de la energía de estos hacia el abuso de quien es aun más débil. Y así a la vez que en la que fue banlieu rouge parisina se vota la lepra lepenista, la otrora también roja Venecia se halla cercada por electos de la Liga Norte, que alcanza votos en la Italia del Sur objeto de su desprecio...en razón de que el liguista Ministro del Interior del gobierno Berlusconi defiende una feroz política anti inmigratoria.

Guerra inevitablemente de todos contra todos en la Europa del mercado y de las patrias. Guerra a veces puramente ideológica, pero desprecio y miseria social reales. Desprecio y miseria en los que los émulos del Cardenal Rouco verán un mal generador de algún bien. Pues en este pantano se afianza...la familia, tercer pedestal de la parodia de orden imperante.

¿Qué tienen en común el fallecido Basil (que por un accidente mortal no llegó a la presidencia de Siria), Bachar (que sí alcanzó la magistratura), Maher (jefe del principal cuerpo represivo) Asef (que dirige los servicios secretos), Bishra (tan odiada como temida esposa del anterior)...pues que son respectivamente primogénito, segundo en la sucesión, benjamín, yerno, e hija de Hafez El Assad, golpista en 1970 y dirigente hasta su fallecimiento hace once años del regimen sirio (véanse en El Pais las documentadas crónicas de Enric Gonzalez al respecto)

Es curioso que hasta que no se puso de relieve la ferocidad en la defensa de sus intereses de clan, el hecho de que el régimen sirio fuera tan radicalmente familiarista no llamaba la atención. Y filiaciones parecidas podrían hacerse respecto a otros muchos regímenes de origen republicano ¡Que cosa más natural que la primacía del amor filial! , pensará más de uno El hecho de que en la republicana Corea del Norte se privilegie la secuencia padre e hijo a la hora de sucederse en el poder podría incluso ser visto por como una prueba de humanidad en sus dirigentes.

Mercado, patria y familia...quizás falsas condiciones de posibilidad de la existencia social de nuestra especie, quizás falsos universales antropológicos. Mayor razón para pretender a la universalidad tienen ciertos principios del conocimiento (y que por regir también nuestra relación con el entorno físico inmediato son también principios ontológicos), los cuales sin embargo están siendo cuestionados por una valiente y radical manera de pensar surgida de la ciencia contemporánea.

Víctor Gómez Pin, Falsos Universales, El Boomeran(g), 23/05/2011
http://www.elboomeran.com/blog-post/6/10818/victor-gomez-pin/falsos-universales-antropologicos/

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