"La promesa de la isla desierta"
El principal argumento persuasivo a favor del utilitarismo ha sido que los dictados de cualquier ética deontológica, en determinadas ocasiones, van a llevar siempre a una situación de sufrimiento que, de aplicarse los principios utilitaristas, podría haberse evitado. Así, si el moralista deontológico dice que han de cumplirse siempre las promesas (o, incluso, como sostiene Ross , dice que existe un deber prima facie de cumplirlas), podemos ponerle en una situación como la siguiente, conocida como «la promesa de la isla desierta»: He prometido a un hombre en trance de morir en una isla desierta, de la que sólo yo he sido rescatado, que entregaría su tesoro escondido al Club de Jockey de Australia del Sur. Al volver a mi país, lo entrego al Royal Adelaide Hospital, que, vamos a suponer, lo necesita con urgencia para adquirir un nuevo aparato de rayos X. ¿Puede alguien negar que he obrado correctamente sin tener que cargar con la acusación de que no he mantenido mis promesas? (Recuérdese