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La importància de la ignorància.

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La ignorancia de las organizaciones ha sido siempre una fuerza histórica muy poderosa y, a medida que las organizaciones son más grandes, ese poder aumenta. En una organización grande y jerarquizada, la información no circula con facilidad. Los dirigentes saben cosas que sus subordinados ignoran, pero los trabajadores también saben cosas que los jefes desconocen. Y el sistema jerárquico es un gran obstáculo para que haya comunicación entre ellos. La historia está llena de ejemplos de encargados o funcionarios reacios a decir a sus jefes lo que estos necesitan, pero no quieren saber.   Imaginemos decir a Stalin que el Plan Quinquenal no funcionaba . También sufren esa ignorancia organizativa otras instituciones como el ejército y la Iglesia, pero, que yo sepa, ningún historiador ni sociólogo ha estudiado todavía este fenómeno. Hay muchos tipos de ignorancia: el simple desconocimiento, la conciencia de no saber ( como Sócrates ), la voluntad de no saber y el deseo de que los demás no sep

L'escepticisme contra el ChatGPT

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¿Qué dirían los escépticos de la digitalización del mundo? La palabra griega “escéptico” significa mirar cuidadosamente, examinar atentamente las cosas. Su marca es la cautela, la moderación ante entusiasmos y promesas. El tecnoliberalismo es pródigo en promesas: optimización de la productividad, pingües beneficios, resolución automatizada de todo tipo de situaciones. Sus promesas carecen de límite, como muestra Lionel Trilling en La imaginación liberal . Sospecho que verían en los tecnócratas una amenaza para el pensamiento. Vencen, por aplastamiento informativo, en todos los debates, vencen incluso al ajedrez. Dirimen qué es verdadero y qué no lo es. Y reinvierten sus beneficios en poder conminatorio y propaganda. Cuando el lenguaje pesa como una losa (ChatGPT), entonces ya no es posible el pensamiento. Pues pensar es, precisamente, poner en suspenso el lenguaje, desafiarlo, poner al descubierto la nadería del signo. Esa suspensión del juicio que trae el escepticismo, esa suspensión

L'utopisme tecnoliberal i els nous sofistes.

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El charlatán es aquel que se conforma con las palabras. Quien dice palabras, dice signos. El charlatán cree que no hay nada fuera del texto, que todo es información. Vivimos tiempos charlatanes. Y todos los escritores somos, en cierto sentido, charlatanes. El texto dominante hoy ya no es ideológico, sino tecnoliberal. Un texto rentable pero superficial y un tanto ingenuo. El infantilismo se ha apoderado de las inteligencias. Mientras, los ingenieros edifican la nueva Babel. Nuestra época ofrece una imagen invertida del mito. Vamos hacia una única lengua, la del algoritmo. Hay ignorantes por falta de instrucción e ignorantes por instrucción excesiva. Los segundos son más peligrosos que los primeros. Nietzsche los llamaba “leídos hasta la ruina”. El peso de la instrucción les impide pensar. El experto ha cavado un pozo tan profundo que ha perdido de vista el horizonte. Frente al veneno del especialista hay un contraveneno, el escepticismo, origen y fundamento de la filosofía. Pitágoras f

Spinoza, contra una idea de llibertat.

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La rebelión y la escena libertaria consisten en reconocer al propio deseo como principio absoluto y en rechazar al otro que limita como una afrenta. La libertad no es experiencia constructiva, ni constitución colectiva sino reacción inmediata e instancia personal. El triunfo de esta libertad viene confirmado en la vida cotidiana mucho antes de volverse argumento. El criterio de la verdad práctica, aquella que se aprecia en el orden de los afectos, hábitos e instituciones antes que en discursos articulados, ya actuaba como criterio convincente en Thomas Hobbes, para quien la verdadera opinión sobre los propios vecinos la ofrecemos no cuando opinamos sobre ellos sino en el acto mismo de cerrar la puerta con llave. La crítica de esta reivindicación de la libertad como espontaneidad humana tiene muchas fuentes. Una de ellas es la obra de Baruch de Spinoza, quien durante el siglo XVII holandés redactó un formidable texto -el Apéndice de la primera parte de su Ética– en el que escribió que l

"Visca la vida", és la resposta dels que no tenen por (Toni Negri)

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Cuando –no hace mucho– un horrendo personaje fascista accedió a la Presidencia de un gran país, Brasil, a algunos jóvenes amigos que preguntaban “¿Qué podemos hacer? ¿Cómo debemos comportarnos para resistir?” les respondí “No tengan miedo”. Esa es la condición para construir una resistencia grande y eficaz. El fascismo se rige por el miedo, produce miedo, constituye y mantiene al pueblo en el miedo. No tener miedo: esto es todo lo que necesitamos ser capaces de decirle a la gente, entre la gente, en la multitud que hoy sufre el regreso de la barbarie fascista, también aquí, bajo nuestro sol. No tener miedo de romper la prisión del lenguaje vacío que se nos impone y reírse de la autoridad, dondequiera que se presente con la grotesca máscara fascista. No tener miedo significa liberar las pasiones y así llenar aquellas formas lingüísticas que el proceso de sometimiento fascista dejó vacías. Parece que el siglo se hubiera oscurecido: rechazar el miedo, producir resistencia es, ante todo, d

L'Estat predictiu.

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En   Hegel y el cerebro conectado   (Paidós, 2023), el filósofo Slavoj Žižek especula sobre cómo la conexión cerebral con ordenadores cambiaría nuestra comprensión del pensamiento, la libertad y la individualidad. Por ejemplo, las BCI podrían revolucionar la comunicación, al eliminar la barrera del lenguaje, y permitir la transmisión instantánea y precisa de pensamientos entre personas. De hablar a alguien pasaríamos a pensar con alguien. Tal nivel de transparencia erosionaría la distinción entre el “yo” y el “otro”. Al compartir completamente nuestras experiencias subjetivas, nos enfrentaríamos a una paradoja: por un lado, un aumento en la empatía y la comprensión mutua, y por otro, una posible pérdida de la singularidad personal que nos define como individuos. Lo más inquietante, según Žižek, es la posibilidad de un estado de hipervigilancia donde la actividad cerebral se monitorea y registra constantemente. Argumenta que esto podría llevar a un Estado predelictivo, donde las autorid

Com posar fi a una guerra?

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Dos países, A y B, han estado en guerra durante años. La guerra la empezaron los gobernantes de B contra la voluntad de su población civil. Recientemente, el equilibrio militar se ha roto y es seguro que A ganará. La pregunta es cómo, cuándo y con qué costes. El país A dispone de dos estrategias: (1) atacar al ejército contrario con armas convencionales o (2) bombardear a la población civil. Podrían usar una, la otra o una combinación de ambas.  (2) Los bombardeos desmoralizarían al país B: cuantos más civiles mueran, antes se rendirá B y menos soldados morirán: aproximadamente la mitad de ambos lados, todos reclutados por la fuerza.  (1) Los combates convencionales minimizarán las bajas. Es más, si el país A decide no bombardear al país B, entonces morirán 6 millones de soldados, pero casi ningún civil.  (2) Si 4 millones de civiles son sacrificados en los bombardeos, B se rendirá inmediatamente y casi ningún soldado morirá.  Y, si A elige una solución intermedia, por cada cuatro civi

Fem tecnologies i elles ens fan a nosaltres.

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El ensayo que Nicholas Carr publicó en 2008,   ¿Está Google haciéndonos más estúpidos?,   decía que nos estaba volviendo “menos inteligentes, más cerrados de mente e intelectualmente limitados”. El buscador nos ayuda a acceder rápidamente a grandes cantidades de información, pero a costa de nuestra capacidad para la reflexión profunda y la concentración sostenida. Pero era más complicado que eso. El Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California usó aparatos de resonancia magnética para observar cómo funcionaban los cerebros al leer libros o buscar en la web. Encontró que los usuarios avanzados de internet mostraban más actividad cerebral que los lectores tradicionales, y mostraban habilidades de toma de decisiones más avanzadas y razonamiento complejo. Nuestro cerebro no se estaba degradando, estaba mutando. No nos preguntamos lo que le hacía a los periódicos o a internet. En   Superficiales,   el libro que sigue al ensayo , Carr reconoce que toda tecnología sufici

Contra el malestar.

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La democracia, no lo olvidemos, es esta ficción: los jueces son siempre independientes, la prensa siempre libre y los votantes siempre soberanos. Así que hay que reconocer que 15 millones de argentinos más o menos sensatos han votado libremente a un loco; y eso quiere decir que,   como votantes libres, son responsables subsidiarios de lo que haga su presidente   y que, como votantes cuerdos, deben ser persuadidos para no volver a hacerlo. Ahora bien, aceptar esta idea significa aceptar otras dos concomitantes muy incómodas: la de que yo, que me creo tan listo, podría también, llegada la ocasión, votar libremente a un loco; y la de que, por tanto,   ningún país está libre en estos momentos de inclinarse mayoritariamente por los locos.   Eso es lo que no debemos olvidar en la izquierda: que, como otras veces en la historia, la ultraderecha, fascista y/o neoliberal, solo triunfa cuando se antoja la opción más razonable y hasta la más moral a los ojos de una mayoría social muy cabreada, pe

Dilemes morals i Model de processament dual.

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Quizás haya oído hablar o haya leído acerca del   dilema del tranvía . Este es un dilema moral en el que se plantean dos alternativas: provocar la muerte de una persona para salvar la vida de varias o no hacerlo. Hasta ahora se ha asumido que quienes renuncian a provocar la muerte de una persona, aunque ello conlleve la pérdida de más vidas humanas, actúan guiados por el principio deontológico de no hacer daño de forma deliberada. Y que quienes, por el contrario, optan por sacrificar una vida para que se salven más, actúan en virtud de principios utilitaristas, pues buscan maximizar el número de vidas salvadas. Las respuestas al dilema del tranvía se han interpretado en virtud del denominado “modelo de procesamiento dual”. De acuerdo con tal modelo, en la decisión participan dos sistemas cognitivos. El sistema 1 se compone de emociones, heurísticos e inferencias que producen intuiciones morales, mientras que el sistema 2 realiza un razonamiento deliberativo. La mayoría de especialistas

Hannah Arendt contra el treball.

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Hannah Arendt ha pasado a la historia por ser una pensadora preocupada por querer recuperar una vida política entre la población que, en los últimos siglos, habría quedado eclipsada a causa del creciente dominio de lo social y del consumo o de lo que llamó una “sociedad de masas”. En este contexto, reivindicó una “felicidad pública” ( public happiness ) que definió en pocas palabras como “el derecho que tiene el ciudadano a acceder a la esfera pública, a participar del poder público”. Su misma comprensión de la libertad, lejos de reducirse a su concepción negativa, conectaba con este deseo de participación política. No obstante, esta pensadora también ha sido muchas veces criticada por defender la autonomía de lo político, como si en su pensamiento lo social, lo económico o lo material no jugaran ningún rol. La realidad es más compleja. Para empezar, porque Arendt comprendió que las fronteras entre lo social y lo político no son nítidas ni impermeables; para seguir, porque estas mismas