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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: juliol, 2019

Hannah Arendt (pel·lícula, VOSE)

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Com ser més creatiu?

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¿Cómo lograr que se nos ocurran estas ideas creativas que son tan difíciles de encontrar, pero que una vez encontradas parecen obvias, magnificas, claras, potentes? Es decir, ¿cómo hacer para ser creativo? Comencemos con una advertencia necesaria: no hay, por muchos que se encarguen de pregonarla una fórmula universal de la creatividad. Hay algunos elementos que, si bien no aseguran la creatividad, la hacen mucho más probable. Y en esta entrega de ' Sé lo que estás pensando ' nos ocuparemos de uno de ellos, uno que hará muy feliz a los militantes de la pereza: el sueño. Mientras dormimos, el cerebro ni se apaga ni trabaja a media máquina. Al contrario, funciona a pleno consumiendo tanta energía como durante la vigilia. Y muchas historias sugieren que el sueño es de hecho una usina creativa. Quizás la más extraordinaria sea la de   Paul McCartney   que cuenta que despertó de un sueño con una melodía. Apurado, para no olvidarla, le puso una letra sobre unos huevos revueltos y

El fi de l'educació serà sempre el mateix.

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L’educació ha estat sempre, per definició, la conducció més o menys amable dels éssers encara no formats cap a un quadre de costums i unes possibilitats de discerniment que fan possible una relativa constitució de la benentesa social i la capacitat de sortir-se de tots els paranys i les complicacions que porta la vida. A l’inici, no hi havia més educació que la dels pares; després, a l’Orient, va arribar la dels mestres religiosos —encara passa entre els jueus, per als quals   rabí   i   mestre   són una sola cosa—, i, finalment, va venir l’educació pública, de vegades més laica —a Grècia i Roma—, de vegades amb predomini eclesiàstic, com va passar a l’edat mitjana europea... i encara passa a certes institucions espanyoles. Però si hi ha una constant en tota la història de l’educació, aquesta és, ras i curt, la transmissió dels coneixements i dels valors que té una persona a unes personetes que encara no els tenen. L’edat de l’humanisme ho va tenir molt clar, com es llegeix en e

Una realitat, dues teories incompatibles.

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Si el mundo es uno, ¿cómo pueden coexistir dos visiones incompatibles sobre él? No digo distintas, sino incompatibles, irreconciliables, mutuamente impermeables. Si el mundo es uno, pensará el racionalista, solo debería admitir una explicación correcta, una que lo abarque todo en su interminable variedad individual, pero tan sólida y brillante como para carecer de contradicciones internas. La política, sin embargo, nos recuerda a diario, y de forma machacona, que esa teoría abarcadora no tiene por qué existir. No es que las derechas y las izquierdas muestren desacuerdos metodológicos. Es que tienen dos modelos del mundo genuinamente incompatibles. No discrepan sobre cómo hacer feliz a la gente, sino sobre a qué gente hacer feliz. Un mundo, dos visiones. Mal arreglo. Entre la gente racional se encuentran los científicos, naturalmente. Y tiene gracia que no lo estén haciendo mucho mejor. Tomemos la física, la madre de todas las ciencias. La clave de su progreso ha sido siemp

Democràcia i les minories amenaçades.

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La evolución no nos dio la razón para descubrir la verdad, sino para vencer mejor a nuestros oponentes. Funcionó: el   homo sapiens   compitió por la hegemonía mundial con otro puñado de especies hasta lograrla gracias a nuestra inteligencia. Entonces empezamos a utilizarla contra nosotros mismos. O, mejor dicho, contra aquellos que no pertenecían a nuestro grupo. Desde ahí, nuestra historia ha seguido dos caminos paralelos hasta el día de hoy. En uno, la tecnología (también la institucional) nos ayuda a superar retos conjuntos y a mejorar aún más nuestra posición global. En el otro, grupos luchan entre sí por ver quién capitaliza una mayor parte de esa mejora. En este segundo camino el objetivo evolutivo de la razón es asegurar la supervivencia y, si se puede, progresar. Siempre en conflicto de intereses y perspectivas con otros de nuestra misma especie que identificamos como distintos, como enemigos. En consecuencia, definir al propio grupo como amenazado re

Com fer la revolució.

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A Srdja Popovic , del Center for Applied Nonviolent Action and Strategies (CANVAS), le gusta citar una frase que se atribuye a Benjamin Franklin, la que dice que la humanidad se divide en tres grupos: el de quienes no se mueven, el de quienes se dejan mover y el de quienes mueven. Su libro Cómo hacer la revolución: instrucciones para cambiar el mundo (Malpaso) está pensado como un manual de autoayuda para quienes quieren formar parte del tercer grupo. Y uno de sus consejos más celebrados es el que les explica cómo han de comportarse para movilizar a favor de una causa el máximo número de personas del segundo. Parece un truco sencillo. Consiste en identificar otra causa distinta de aquella que “realmente importa” a los movilizadores pero capaz de reclutar una tropa mucho más numerosa. Popovic explica cómo debe ponerse en práctica este truco proponiendo un ejercicio muy simple. Hay que coger un trozo de papel (una servilleta sirve), trazar una línea y poner a un lado a quiene

Kant, dret i democràcia.

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Va de suyo que Kant es un filósofo de extraordinaria complejidad a quien no se puede despachar en el espacio de una tribuna. Sin embargo, sus consideraciones sobre las relaciones entre la democracia y el Derecho no tienen desperdicio; más bien deben, a la vista de su poder clarificador, incorporarse a nuestro debate. Bastará con traer aquí lo que el filósofo prusiano expone en uno de sus ensayos más célebres:   La paz perpetua , publicado en 1795, que citaré a partir de la excelente versión del profesor Joaquín Abellán en Alianza Editorial. Es llamativo constatar que Kant empieza por pedir a los lectores que no confundan la "Constitución republicana" con la "democrática", siendo a su juicio preferible la primera a la segunda. ¿Y cómo es eso? El republicanismo se resume para él un principio político: la separación entre el poder ejecutivo y el legislativo. En cambio, será «despótico» aquel otro principio que consiste en que el Estado ejecute arbitrariame

Coneixement i silenci.

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Los saberes de los oprimidos son muchas veces epistemologías del silencio: lo que se intuye, lo que se sabe no puede decirse y muchas veces el oprimido ni siquiera se atreve a pensarlo. Las formas de opresión son muy variadas a lo largo de la historia humana, pero siempre incorporan una dimensión de silencio que está más allá de la voluntad. Es un silencio que nace de las subjetividades fracturadas y vulneradas por la opresión. Frente a Lukács y seguidores, que establecen el privilegio epistémico del oprimido, lo que se llaman "epistemologías del punto de vista" (standpoint epistemologies en el término internacional) y que han proliferado en algunas formas de feminismo y estudios raciales, lo cierto es que la opresión social produce también opresión epistémica, falta de claridad, incapacidad de expresión sin por ello eliminar un conocimiento que está precisamente en su inexpresabilidad. Bajo la condición de trauma se instala el silencio. Una generación de hijos de quie

L'Homo Sàpiens no va néixer humà.

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Si el trazo de la humanidad, lo que la define, lo que diferencia un humano de otro animal, es la capacidad para lo abstracto, el Homo Sapiens no nació humano. Su aparición, hace unos 200.000 años, no supuso un jalón. Sus herramientas, por lo que sabemos, eran toscas y no más elaboradas y precisas que las de un Homo anterior. Su propia vida y cotidianidad serían muy parecidas a las de otras especies previas. Pero, de pronto, todo cambió. De eso hace unos 70.000 años. Muy poco. En ese momento se produce una revolución tecnológica impresionante. Y algo nuevo: el arte, la abstracción y, se especula, el nacimiento, en aquel preciso instante, de lenguas de gran complicación, capaces de verbalizar cosas que no existen. Se ignora la razón de ese cambio rotundo. Tal vez fue motivado por el placer o por el dolor, si bien eso último está cobrando fuerza. Se cree que hubo una erupción volcánica inaudita, en la actual Indonesia, que provocó durante 1.000 años un planeta inhabitable y, prác

"L'aglomeració de minories és una tàctica que ha fallat" (Crhistophe Guilluy)..

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Hay una cuestión estructural, sobre la composición económica de los territorios. El empleo hoy en día está muy polarizado. Tenemos la deslocalización, en Europa y Estados Unidos. Hay una fractura económica, porque la mayor parte del empleo y de la riqueza se crea en las grandes metrópolis. La paradoja es que las grandes metrópolis se definen como un territorio abierto. Pero no es así. Es un regreso a la Edad Media, con ciudadelas cada vez más cerradas, con una nueva burguesía, una burguesía cool. Se resguardan tras el muro del dinero. Esto es algo que encontramos en Estados Unidos, con Nueva York y Los Ángeles, frente a la América periférica. Lo que hay que entender bien es que estamos en un proceso de recomposición social. Tienes las categorías populares, obreros, campesinos, que no comparten una conciencia de clase en el sentido marxista sino una percepción común sobre la globalización. Por eso en Francia tenemos el movimiento de los chalecos amarillos, que incluía grupos de obr

Fer el mal.

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Infravaloramos nuestra propia capacidad de hacer daño sobre todo por dos razones. La primera: la mayoría de nosotros creemos en el mito de la buena persona. ¿Y quién es nuestra buena persona favorita? Nosotros mismos. Este sesgo nos lleva a sobreestimar nuestra ética. Y la segunda: igual que en los cómics, todo héroe necesita un villano, así que creamos la noción de maldad en contraste con nuestra bondad. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de matar, y cada uno de nosotros, si somos llevados hasta nuestro límite, podemos convertirnos en asesinos. La mayoría de las personas que terminan matando a alguien también habrían dicho antes que no eran capaces de hacerlo. No excuso ese comportamiento, pero debemos tratar de entenderlo. Y la mejor manera es ver las razones a menudo ordinarias que llevan al asesinato: los celos, la ira... No pasa como en televisión: los que matan casi nunca son genios del mal. En su mayor parte son personas normales, como tú o como yo. José Ma

Dimensió esquerra/dreta vs dimensió cultural.

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Tenemos que pensar sobre la política en dos dimensiones en vez de en una. La primera dimensión es la tradicional división entre izquierda y derecha que solía ser el pilar de la política. La segunda es la dimensión de la cultura o la identidad. En un lado de la dimensión cultural están los conservadores sociales, que valoran las comunidades locales y la nación y sospechan de los forasteros, donde forastero puede entenderse en términos de normas sexuales, raza o religión. En el otro lado están los liberales sociales o morales, que valoran la diversidad y la tolerancia y a los que no les gustan las fronteras de ningún tipo.  La gente ve en tres dimensiones, así que el círculo de la carta es un círculo y también un trozo de una carta. A la gente le importan por igual los temas tanto en la dimensión izquierda/derecha como en la dimensión cultural. Para la mayoría de la gente el Brexit es un tema en la dimensión cultural.  Esta conceptualización del Brexit como esencialmente u

Uberització.

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Como señalaba el coautor de Freakonomic , Stephen Levitt, “Uber es la encarnación de cómo sería la economía si la dirigiesen los economistas”. Por precisar más, es el mundo construido en el vacío por la ortodoxia liberal. Uber es una empresa en la que los trabajadores no cobran por jornada, sino por servicio, aportan los instrumentos para realizar su tarea (los automóviles, el mantenimiento, la gasolina) y corren con los gastos administrativos y fiscales derivados de ella. Es una firma que aumenta los precios conforme la demanda se incrementa. Es una empresa centralizada, que cobra por cada servicio realizado en un gran número de ciudades del mundo sin otros gastos que los derivados de una aplicación. Y es una compañía altamente capitalizada, lo que le permite contar con los fondos suficientes como para expulsar a la competencia y presionar a las autoridades mediante el cabildeo para que cambien las regulaciones que no les favorecen. Es así como se llega a un mundo perfecto y

Tres formes de vigilar-nos (Marta Peirano).

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Que nosotros sepamos, hay tres formas de vigilarnos a través del teléfono móvil:   -A través de los sistemas de geoposicionamiento que, funcionan aunque tú no tengas metida una tarjeta SIM en el teléfono.   -Con la triangulación de las antenas que te dan servicio, que es algo que sucede automáticamente para que tu puedas recibir sms, WhatsApps y llamadas. Hay antenas a tu alrededor que te están localizando para ver cual es el repetidor más cercano y evitar así que existan espacios sin conexión. -Mediante el sistema vinculado a tu tarjeta de radiofrecuencia, tu tarjeta Wifi. Hay objetos a tu alrededor que se están comunicando con ella y que, entre todos, están dando una geolocalización muy específica. ¡Bienvenidos al Internet de las Cosas! La gente normal estamos pensando en términos del siglo XX. Nos preocupa quién lee nuestros correos o que escuchen lo que le digo a mi amante cuando le llamo por teléfono. Todo esto es irrelevante para las agencias de inteligencia. Los

Pensar la política avui (conferència Ateneu)

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Com combatre el negacionisme científic.

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"Sería una exageración total decir que es fácil luchar contra el negacionismo de la ciencia. Primero: es diferente según a quién intentas convencer. Es casi imposible convencer al propio negacionista de la ciencia por culpa del pensamiento motivado", asegura Philipp Schmid , investigador de la Universidad de Erfurt. El pensamiento motivado es un concepto fácil de resumir: estamos diseñados para darnos la razón y buscaremos aquellos argumentos que encajen con nuestras ideas previas, minusvalorando los que nos contradicen. Este sesgo es muy fuerte y un estudio publicado la semana pasada mostraba cómo funciona incluso en tiempos de internet , en los que disponemos de inmediato de toda la información para evitar vivir en el error. Pero, como demuestra el experimento, sigue vigente. Los sujetos podían buscar en internet todas las evidencias que quisieran para ayudarlos a tomar decisiones correctas y se les pagaba de acuerdo con la precisión de las mismas. A pesar de la

Què és el liberalisme?

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Si la cultura política liberal busca controlar al poder y establecer procedimientos que diluyan el dogmatismo potencial de las ideologías, ¿no hay entonces, se pregunta Soroa , ninguna verdad última en la filosofía que inspira el liberalismo? Por ahí ataca, como es sabido, Carl Schmitt : el liberalismo no decide. Porque si no hay núcleo metafísico alguno, podemos reducir el liberalismo a un arreglo práctico para la convivencia que se justifica por su propio éxito, a la manera de Rorty . Rehén de su planteamiento teórico, Freeden parece llegar al mismo sitio que Rorty por distinto camino: su empeño por dibujar un mapa de las posibilidades liberales le impide hablar de una esencia y prefiere fijarse más bien en las permutaciones internas de sus distintos elementos. Sin embargo, esas variaciones internas han de ser interiores a algo y por eso Freeden habla de “conceptos nucleares” del liberalismo igual que Soroa lo hace de sus ejes discursivos. No obstante, este último sí se

L'esquerra bohèmia i el pensament positiu.

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... lo que no es juego, lo que es mecánica, lo que es hábito, lo que se ha insertado en la política española, y en general occidental, en los últimos años. Es algo pernicioso, antisocial y que resulta ya difícilmente evitable. Es una nueva forma de moral, con la que la derecha ha operado permanentemente, pero que se ha hecho mucho más visible en la izquierda en los últimos años. La deriva en la que nos movemos era previsible, porque Podemos nació de un modo que conducía directamente hasta aquí. El partido de Iglesias y Errejón se construyó como fuerza de oposición. Empezaron focalizándose en la casta y en la corrupción, pero rápidamente pasaron a otro terreno, en el que se oponían a la monarquía, al régimen del 78 y demás. Proponían una nueva España, de la que no sabíamos gran cosa, salvo que nacería de un proceso constituyente. En ese giro, IU se convirtió en una diana preferente, como el PCE, no sólo porque era el espacio del que provenían, sino porque resultaba idóneo p

L'esquerra i la diferència.

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Vivimos un tiempo donde nos creemos que apelando a la diversidad desaparecerán todos nuestros problemas, que el todo es simplemente la suma de las partes, que la acción política consiste en narrativas pizpiretas. Y no. Atomizar no es una buena idea, sobre todo cuando el resultante es incapaz de encontrar o recordar las complicidades que le unen. Pensar que el todo es la suma de las partes no es una buena idea, sobre todo cuando las partes compiten por su representación en mil pequeñas luchas fratricidas. Pensar que el discurso lo es todo, cayendo en el solipsismo de la lucha cultural no es una buena idea, sobre todo cuando se ha olvidado cómo influir y ordenar en los poderes financieros. Lo peor de todo esto, es que en la época de las primarias y la participación todos estos caminos y decisiones se toman sin tener en cuenta la estupefacción de militantes, simpatizantes y ciudadanos que no comprenden quién ha decidido seguir dándose de cabezazos contra un muro tan colorista.