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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: setembre, 2021

La fi del futur i de l'esperança.

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El sentimiento de la desaparición del futuro y la percepción del tiempo como presente continuo son características del momento, forma o estructura de sentimiento de la cultura contemporánea, manifestaciones, diría Jameson, de la imaginación dañada o de expresiones de una conciencia desgraciada. Ernest Bloch nos había convencido de que el impulso utópico y la esperanza estaban ligados necesariamente como expresiones de la aspiración de trascendencia que tiene toda actividad y experiencia humanas. La esperanza está dirigida al futuro: entrevé posibilidades y genera un deseo que selecciona aquellas que el tiempo presente ha abierto, siempre ambiguo entre caminos de servidumbre o de emancipación.   El principio esperanza   es un relato épico de las manifestaciones de este impulso a lo largo de la historia humana, convirtiéndose así en un largo argumento que cose esta emoción en la trama de la agencia humana, naturalizando a un tiempo la utopía y la esperanza como ejercicios de capacidad de

La macgyverització de l'educació.

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  La meva principal tesi és que la filosofia dintre dels plans d’estudis (sobretot d’aquests últims) sempre ha estat una anomalia, sempre ha generat situacions incòmodes als dissenyadors dels nous sistemes educatius. Aquesta precarietat en la que ha viscut la filosofia  al llarg d’aquest últims temps, no cal enganyar-nos, se l’ha guanyat a pols. Podem remuntar-nos al seu origen. En aquest temps, un pensador que ha passat a la història com a un filòsof defensor de la moderació, va fer una afirmació radical: la filosofia era l’únic saber lliure, un saber que hauria de fugir de tot instrumentalisme perquè no serveix per a res que no fos per a ell mateix. És evident que amb aquests antecedents el quasi ostracisme en el que viu aquesta assignatura està del tot justificat, no forma part d’aquelles assignatures anomenades instrumentals, d’aquelles assignatures que realment serveixen i són útils. D’altra banda, els nostres i les nostres col·legues psicopedagogs no han ajudat gai

La tetera de Russell

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Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo ilustrado, o la del inquisidor en tiempos anteriores. Bertrand Rusell https://www.xatakaciencia.com/psicologia/cuatro-maximas-generales-bertrand-russell-conquista-felicidad-que-no-deber

Principi antioligàrquic i sorteig.

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¿Qué es el principio antioligárquico? Básicamente consiste en detectar cuando un poder legítimo se apoya sobre una exclusión ilegítima de la participación y eso debido que se atribuye capacidades intelectuales, morales y motivaciones que son generales –o que pueden llegar a generarse utilizando dispositivos inteligentes de potenciación de la cultura política-. Democracia directa y sorteo. La idea de que el sorteo puede ayudar a una distribución –o si prefieres a una socialización- de las competencias políticas es algo que Protágoras explica a Sócrates y que proporciona herramientas intelectuales para mañana mismo –es lo que llamo la epistemología política del especialista. ...intento analizar con detalle cuál era el entorno político del sorteo en el mundo antiguo. Y en este había un proceso de inclusión social por medio de la política, por eso las elites oligárquicas abominaban del sorteo y de los salarios para la participación. De igual modo, el sorteo formaba parte de un programa

Emocions, cervell i política.

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Muchas veces, en los proyectos de comunicación política, la repetición de marcos mentales, ideas, metáforas y conceptos es una tarea tediosa y, hasta cierto punto, monótona. Los candidatos y candidatas se agotan, los equipos dudan, las acciones languidecen. Es aburrido —y negativo— para quien cree que se trata de repetir una consigna, para quien confunde repetir con persistir, sin variación, sin adaptación al momento, a la atmósfera, al interlocutor o contexto. Pero mi intención es poner el foco en otro tipo de repeticiones, las que logran con precisión milimétrica apuntar al centro exacto de un enfoque estratégico. George Lakoff explica que el cerebro humano piensa e interpreta la realidad a través de marcos mentales y advierte que existen solo dos formas mediante las cuales un marco puede asentarse en la sociedad: un suceso muy traumático y la repetición. Según Lakoff, la constante repetición de un mismo mensaje permite que en el cerebro se vaya creando la estructura deseada y termi

Democràcia i conflicte.

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Tal vez no podamos saber a ciencia cierta cuáles son los resortes de la revuelta, pero sí podemos poner en valor el conflicto. Nuestra democracia restringida no quiere saber nada de él: se presenta a sí misma como una “democracia plena y acabada” con suficientes canales institucionales para el cambio. Pero el mismo tema de la luz nos muestra (una vez más) los límites intocables de nuestro marco de convivencia, la subordinación de la política de los políticos a la gestión de los intereses financieros. Solo el conflicto popular desafía y cuestiona esos límites, que la retórica consensual disimula y naturaliza. Es decir, el conflicto es el motor de la expansión democrática. La calidad de una democracia no reposa solo en el buen funcionamiento de normas y leyes, sino en la capacidad de resistencia y desafío de los gobernados. Así ha sido siempre: el conflicto entre legitimidad y legalidad es lo que ha ensanchado los márgenes de vida de los esclavos, los trabajadores, las mujeres, los grup

Els tres tipus de memòria.

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  Memoria implícita :  Para empezar, no solemos llamar memoria a la que tenemos para poder hablar, escribir, abrocharnos un botón, nadar o conducir un automóvil, cuando resulta que no nacimos sabiendo hacer esas cosas y tuvimos que aprenderlas muchas veces con gran esfuerzo. Costó, pero ahí están y no se nos olvidan nunca, pues son memorias implícitas, es decir, hábitos consistentes de los que depende buena parte de nuestra vida. Funcionan de manera automática e inconsciente y se forman principalmente en circuitos neuronales de los voluminosos ganglios estriados del interior del cerebro. Muchos hábitos, como el hacer el lazo de los cordones de un zapato o el de montar en bicicleta, son de movimiento, pero tenemos también hábitos mentales, como el que nos permite recordar la tabla de multiplicar, el lugar donde vivimos, las capitales de los países y muchas formas de razonamiento que la práctica y la experiencia han implantado en nuestras neuronas sin que apenas lo notemos. Así, el empec

Aprenentatge i memòria.

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  ¿Cómo entonces debemos aprender? Las propiedades de cada tipo de memoria y su anclaje cerebral nos marcan la pauta. Si lo que queremos es formar memorias implícitas, es decir, hábitos, como el de aprender a escribir, una nueva lengua, reglas de ortografía, clasificar información, normativas o leyes, el papel en una obra de teatro o un instrumento musical, la clave es repetir y repetir. La práctica perfecciona y no hay nada malo en ello, pues es el cerebro quien lo requiere y tener información bien registrada sobre procedimientos habituales favorece extraordinariamente el razonamiento general. Siempre será mejor que la información relevante y de uso frecuente esté en nuestro cerebro que no en accesorios externos, como un ordenador o internet, pues la memoria implícita funciona también como un catalizador inmediato que favorece la formación de la explícita. Pensemos, por ejemplo, en cómo facilita una buena prosa el que las palabras o frases escritas nos suenen inmediatamente como corr

Més enllà de les creences particulars.

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  El derecho a la creencia nunca debió ser tenido a la misma altura que los demás derechos fundamentales del ser humano. Las creencias, sean religiosas o de otra índole, son y siguen conformando el único sustrato capaz de conferir legitimidad a los fines colectivos y los valores de las sociedades. Pero son claramente de una categoría de orden inferior, por muy alta que esta sea, con relación a los primeros seis o siete artículos de la antedicha Declaración: aquellos que fundamentan el resto de su articulado. Hasta que la comunidad mundial no fuerce a hacer valer la preeminencia de los derechos humanos más fundamentales sobre los demás derechos, seguirá abandonando vilmente a los oprimidos, desamparados y débiles de la Tierra, invocando que cada pueblo o comunidad religiosa es responsable de luchar por su propia supervivencia y libertad, y obviando desvergonzadamente que toda ley civil o penal se halla supeditada por naturaleza y definición a la universalidad vinculante de los derechos

El dret a dubtar.

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  Hay gente que tiene poco clara una cosa y la contraria, que chapotea un poco sola entre grises y matices, que no consigue expresar su juicio sobre las cosas en los caracteres de un tweet o en el arco de cinco minutos. También hay quienes meten la pata y ofenden por desconocimiento o ignorancia, que reproducen mierdas estructurales porque han nacido y crecido en una estructura de mierda, y no han tenido el tiempo, o el entorno para hacerse determinadas preguntas. Y sin embargo, cuando llegan las preguntas, no se blindan ante ellas, aunque todas sabemos que a veces duele que nos cuestionen nuestras certezas. Hay gente que acepta la posibilidad de estar equivocada, y es más, entienden que los otros también pueden equivocarse, que uno o una es mucho más que su error, que la formación de una opinión es un proceso empapado de circunstancias y experiencias, que la construcción de un criterio ha de beber de las ideas, las intuiciones, los argumentos, propios y ajenos, y que la duda no tiene

La indefinició de la intel·ligència.

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  La psicología inventó desde hace más de un siglo un concepto para medir la inteligencia:  el viejo cociente intelectual  (CI o IQ en inglés). Así, como es un número, puede crecer hasta el infinito. Si alguien tiene un CI de 120, también se puede tener 250, o 20.000… ¡Esa magnitud es la que crecerá a ritmo exponencial! Espera. En primer lugar resulta bastante apresurado entender la inteligencia apelando al nivel de CI. De hecho, este concepto ha sido muy criticado (véase ' La falsa medida del hombre ' de Stephen Jay Gould), principalmente, porque solo mide unas cuantas habilidades, a saber, las relacionadas con el rendimiento escolar o académico, dejando fuera muchas otras. La creatividad, las habilidades sociales, la inteligencia emocional, etc. quedan completamente fuera de los test de CI, y ahora sabemos que son esenciales para realizar multitud de tareas que consideraríamos genuinamente inteligentes. Bien, pues definamos inteligencia de otra forma tal que sea susceptible d

Humanisme (s).

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  Hay tantos adjetivos adheridos al humanismo que es difícil saber si se habla de lo mismo: humanismo renacentista, ilustrado, romántico, ateo, cristiano, socialista, libertal,…. Sin embargo, desde su origen en las luchas de los ciudadanos de Florencia y otras ciudades-república por su independencia frente a las fuerzas bárbaras de los ejércitos del imperio germano, más tarde de los ejércitos franceses, papales y españoles, el humanismo nació como una reivindicación de la agencia humana contra dos fuerzas tan simétricas como contradictorias: la Providencia y la Fortuna, es decir, los azares de lo que es externo a la autonomía de los proyectos colectivos. El humanismo cabe resumirlo en una frase que toma diversas presentaciones en la historia: toda emancipación viene de la práctica humana, todo lo demás es suerte o regalo (envenenado) de fuerzas externas. Fernando Broncano , Humanismo y materialismo , El laberinto de la identidad 05/09/2021 http://laberintodelaidentidad.blogspot.com/202

Materialisme (s)

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El materialismo es desde Epicuro y Lucrecio una opción que ha determinado buena parte de la filosofía moderna. Es muy difícil encontrar puntos comunes, pero cabe pensar en un materialismo ontológico: toda causa es causa material; un materialismo epistemológico: el espacio de las causas es independiente del espacio de las razones; un materialismo práctico: el sujeto es transformado por el mundo que transforma y un materialismo cultural: todo objeto cultural tiene una base material. Sería muy largo de desarrollar cada uno de esos puntos, así como las muchas cuestiones abiertas, como por ejemplo, acerca de si el materialismo implica determinismo (que creo que no), o si el materialismo permite alguna forma de emergencia de propiedades de sistema (aunque toda propiedad no material, como por ejemplo las mentales, tiene una base material, en este caso compleja, en la interacción de los sistemas neuronales con otras partes del cuerpo y el entorno (lo que técnicamente se denomina superveniencia

Contra la singularitat tecnològica.

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La   singularidad tecnológica   es un concepto que quizá deba su éxito en los últimos años, precisamente, a lo vago y confuso que resulta. Si una idea no se deja clara, puede usarse para muchas más cosas que si su significado estuviera bien fijado. Y así, cada uno puede usarla como le venga en gana. En su sentido más primordial, la palabra surge de sustantivar el adjetivo singular, es decir, diferente. En física se utiliza cuando nos encontramos en una   situación completamente anómala , donde no se cumple alguna ley o principio fundamental que sí lo hace en el resto del universo.   Análogamente, la   singularidad tecnológica   será aquel momento de la historia de la humanidad en el que el desarrollo tecnológico llegará a un punto sin precedentes, a un momento absolutamente diferente a todo lo anterior, porque las máquinas igualarán y superarán la inteligencia humana. Esto llevará a lo que el filósofo de Oxford   Nick Bostrom   llama “explosión de inteligencia”: las máquinas se mejorar