La jurisdicció de la fam i la llibertat liberal.
![Imatge](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgl_GJu4lF4IptCHNJSsiU0dw4YgUXkfiuosMJExLfRFVKywTQCNwW6VMcM2M2Rzuhi41ruhYvQQgKrZDceUD6ibMevMcuJOo8T5Jzc6jX4xXUWyXXavKsypp4Zykp6zkg5_5YkqMqoIey/s1600/el+perich.jpg)
Una mañana cualquiera el economista jefe del Banco Mundial remite por correo electrónico un memorándum a algunos colegas. Con la árida prosa del gremio recomienda el traslado de las industrias contaminantes a los países menos desarrollados. Sus razones son diversas pero se pueden condensar en una: los ricos están dispuestos a pagar más dinero por disminuir su polución del que los pobres pedirían por aceptarla. Si la polución se pudiera exportar, se exportaría. El bienestar de todos, de los ricos y los pobres, mejoraría. Mientras no podamos exportar la polución, podemos empezar con las industrias contaminantes. El argumento tiene anatomía, premisas: todos, ricos y pobres, se comportan racionalmente, aceptan transferencias que se ajusten a sus preferencias; todo aquello que los individuos prefieren aumenta su bienestar; debemos adoptar las políticas que mejoran el bienestar de todas las personas. La inferencia parece impecable. Sin ocasión para la discrepancia racional, para l