La violència dels xais.


El instinto de agresión sabe siempre contra qué dirigirse. Intuitivamente, sentimos con quién podemos medirnos y con quién no. Por eso, un tipo de dos metros suele tener menos problemas de que le busquen las cosquillas que el que mide uno sesenta. Es triste, pero es así. Y en lo psicológico pasa algo parecido. Tenemos una intuición infalible para olfatear la debilidad del otro. La naturaleza, antes de lanzarnos a escena, parece haber distribuido los roles de víctimas y verdugos, y la mayoría nos ceñimos a ellos.

Pero, por suerte o por desgracia para los hombres y las mujeres, esos roles no son inamovibles, y hay un fenómeno que complica todo, y es que los peores verdugos suelen ser quienes han sido víctimas de alguna violencia. No es que haya lobos que se disfracen de corderos, sino que son cierto tipo de corderos los que engendran en su interior a los lobos más feroces. El que tiene más miedo acaba siendo el más temido, y el complejo de superioridad no es más que un complejo de inferioridad sublimado. La historia está llena de ejemplos. La libertad humana es terrible.

José Ángel Mañas, La libertad de elegir, SModa, El País, 12/05/2012

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