Economia i psicopatologies.
Otro estudio citado en ese
artículo del New York Times (Higher
social class predicts increased unethical behavior) muestra que hay una
correlación positiva entre la falta de ética y la clase social, es decir que
los ricos mienten más y violan más la ley que los pobres.
Un tercer estudio realizado por un forense
clínico y un administrador de prisiones suizos sobre 26 brokers
muestra que estos tienen actitudes de desprecio hacia el riesgo más
elevadas que cualquier psicópata medio y que la mayor fuente de
motivación de sus conductas es la destrucción del oponente (véase Stockbrokers
More Competitive, Willing to take risks than Psychopaths, y Share
Traders More Reckless Than Psychopaths el Der Spiegel).
Un cuarto estudio sobre la
conducta de estos brokers nos ofrece conclusiones muy preocupantes. Alexandra
Michel, una profesora de la escuela de negocios de la Universidad del Sur de
California, siguió durante nueve años las trayectorias de una serie de brokers
(véase Administration Science Quarterly, núm.44 2012, versión
en pdf aquí). “Empotrada” durante casi 100 horas a la semana durante el
primer año del estudio, Alexandra Michel narra los tremendos efectos sobre la
salud psicológica de los brokers de estas jornadas de trabajo de 80-120 horas a
la semana que típicamente comenzaban a las 6 de la mañana y terminaban a las
10-12 de la noche y describe la aparición de insomnio, taquicardias,
alcoholismo, desórdenes alimentarios y accesos de furia e ira.
Y quinto: en la
reseña de esta investigación en el
Wall Street Journal del 15 de febrero
también se menciona otro estudio de Alden Cass, un psicólogo clínico experto en
tratar brokers que nos habla de cómo las tasas de depresión crónica de
este colectivo triplican las de la población corriente.
¿Conclusión? Cuando se dice que los
mercados son irracionales lo que en realidad se está diciendo es que,
con demasiada frecuencia, la suma de las decisiones racionales de muchos
individuos puede producir resultados colectivos desastrosos. Estos problemas
están muy estudiados en la teoría de juegos y en la teoría de la acción
colectiva y explican muy ajustadamente por qué se producen fenómenos como el
agotamiento de los recursos naturales o los pánicos bancarios. En consecuencia,
el supuesto de racionalidad individual que domina la teoría económica, donde los
agentes económicos se comportan racionalmente y buscan maximizar sus beneficios,
es perfectamente compatible con la apariencia de irracionalidad que percibimos
desde fuera.
Otra cosa sería, como se desprendería de estos
estudios, que lo irracional no fueran los mercados sino los propios
agentes económicos. Imaginemos por un momento que las acciones de los
operadores de las agencias de inversión que están detrás de nuestra prima de
riesgo y los valores bursátiles fueran más fácilmente explicables por una serie
de patologías comunes a todos ellos que por una racionalidad maximizadora, es
decir, más por sus defectos que por sus virtudes. Algo de esto estaba ya
insinuado en los trabajos de algunos de los últimos Premios
Nobel de Economía como Kahenman y Tversky, cuyos descubrimientos sobre las
limitaciones de la racionalidad de los agentes económicos han abierto un terreno
muy fértil para entender por qué en tantas ocasiones las conductas de los
operadores económicos quedan tan por debajo del estándar de comportamiento
racional que normalmente esperaríamos. Ahora, la evidencia empírica sigue
dándonos que pensar.
José Ignacio Torreblanca, Estudios que hablan de la fina línea que separa los brokers de lso psicópatas, Café Steiner, 16/05/2012
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