La fidelitat i el 15-M.
Pero el hecho de que el amor nos elija a nosotros, y no
nosotros al amor, no significa pasividad. Somos arrebatados en las
circunstancias más inesperadas (“love is an accident”), pero la
recepción es una posición activa. Implica una invención. El éxtasis del
encuentro no basta, no se trata de fusión. Hay que construir una relación en el
elemento de la diferencia (ya no de la identidad). Es lo que Badiou llama
“fidelidad”, un proceso puntuado por algunas pruebas (el sexo, los hijos, la
casa, las vacaciones, etc.) que nos exigen actualizar el amor una y otra vez:
volver a declararlo.
El 15-M nos hicimos entre todos un regalo parecido: la
posibilidad de reinventar nuestro modo de ser y estar en el mundo. Maravillosa y
también inquietante, porque nos requería cantidades desacostumbradas de
generosidad con la diferencia y confianza en el otro desconocido. Las plazas
eran lugares demasiado incomprensibles, demasiado extraños, ¿dónde están los
líderes, los intelectuales, el programa, la organización? Hubo gente que se
marchó disgustada porque había mucho de esto y poco de
aquello. Como si pudiésemos diseñar los acontecimientos a nuestro gusto,
con final feliz asegurado.
Ahora nos queda lo más difícil: construir una relación. Un
proceso de fidelidad. Badiou explica que la fidelidad tiene dos enemigos
fundamentales: renuncia y repetición. Volver a lo fácil: líderes que nos
dirijan, intelectuales que nos piensen, organizaciones que nos organicen,
programas que nos programen. Y volver a lo mismo: repetir sin más los gestos y
las palabras de la primera vez.
Fidelidad no es seguir o continuar, sino más bien recrear,
reinventar, traducir. Incluso traicionando las antiguas formas:
“traductor, traidor”. Aceptar las pruebas de la realidad y actualizar una y otra
vez el espíritu de las plazas: activación de la gente cualquiera (no sólo los
especialistas de la política) para hacerse cargo en común de lo común (no sólo
pedir o demandar) produciendo nueva realidad (no sólo criticando la que hay).
Volver a declararnos.
Amador Fernández-Savater, Volver a declararnos, Fuera de lugar, 11/05/2012
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