El naixement i el renaixement de la Metafísica (Víctor Gómez Pin)

Demòcrit

Vuelvo hoy a la consideración de un célebre fragmento  atribuido por  Galeno a Demócrito, del cual ya me he ocupado aquí en varias ocasiones y  que nos presenta el conflicto entre el intelecto y los sentidos: "Por mera convención nos referimos al color, y también por convención hablamos de  lo dulce, por convención asimismo nos referimos a  lo amargo; en realidad sólo hay átomos y vacío" afirma el intelecto. Mas al escuchar  tal cosa los sentidos (aistheseis) responden al intelecto: "Pobre intelecto, pretendes vencernos a nosotros que somos las fuentes de tus evidencias. Tu victoria será tu derrota".
Así pues, frente al  intelecto  que considera como lo único real en la naturaleza algo tan inasible  para los sentidos como los átomos y el vacío, los sentidos denuncian el círculo vicioso consistente en que  son ellos la única fuente de la cual extrae el intelecto sus evidencias.
Doy ahora un salto en los siglos:
En 1930, el físico von Neumann confrontado al problema estrictamente técnico de discernir qué caracteriza a un proceso de medida cuántica, y en que se distingue de un proceso de medida física clásica, abrió camino a considerar la hipótesis de que en última instancia sólo la conciencia del observador era garante del resultado final  en una observación cuántica. La tesis fue ulteriormente defendida de manera explícita por otros físicos que en estas columnas tendré quizás ocasión de mencionar: la conciencia del observador no puede ser tratada como un objeto físico más, por ejemplo un aparato que indicara el resultado de la medición.
Desde la perspectiva de la filosofía un problema no menor que esto plantea es el recurso al término conciencia, excesivamente cargado de connotaciones y que no es seguro que en el proceso de conocimiento juegue siempre ese papel central que casi espontáneamente tendemos a atribuirle ( ya he tenido aquí ocasión de señalar que, es como mínimo abusivo identificar el "je pense" de Descartes a la conciencia, término que no juega ningún papel relevante ni en el Discurso del Método ni en las Meditaciones).  Para ahorrarnos ahora una discusión al respecto propongo soslayar  el término "conciencia"  para referirse a ese testigo privilegiado de una medida, sustituyéndolo por el mucho más genérico de "sujeto de lenguaje".
Pero la facultad de lenguaje no es angélica, no funciona con independencia de otras facultades en primer lugar la capacidad de percepción sensible, que también tendría algo a reivindicar a la hora de dar cuenta de los procesos de medida, por lo que no andamos en el problema demasiado lejos del fragmento considerado de Galeno-Demócrito. También los físicos cuánticos son conducidos, por coherencia con su propia investigación estrictamente científica,  a ese salto a la meta-física consistente en desplazar la interrogación hacia el testigo.  Abocado está hoy el físico a hacer suyo  el problema el  del texto de Galeno como  abocado está a hacer suya la cuestión trascendental de la Crítica de la Razón Pura; está pasando de la reflexión inmediata sobre la naturaleza a una reflexión sobre el ser que reflexiona. Y al respecto una paradoja:
Es muy fácil determinar la secuencia de momentos que en el caso de los físicos conduce al salto filosófico (tras las aporías a las que se enfrentan los Bohr, Heisenberg y Schrödinger,  reflexiones de Friz London y Edmond Bauer en los años 40, de Eugene Wigner en los 60  y ulteriormente la casuística respecto a las implicaciones del teorema de Bell y del experimento de Aspect, etcétera).  Los físicos del siglo XX  ciertamente  se bifurcaron entre los que no veían la necesidad de ir más allá en esta inserción en el terreno de la metafísica y los que sí dieron el paso. Y en esas estamos. Los físicos que dieron el salto hubieran podido dudar de entrar en ese mundo de larvas; no dudaron.  En todo caso tras el teorema de Bell y el experimento de Aspect, evitar la cuestión meta-física hubiera supuesto casi ya una deserción.
Quizás es más difícil determina  determinar con precisión cuáles son los problemas análogos en el caso de los jónicos. ¿Qué pasó en Jonia para que los que avanzan hipótesis  que darían cuenta de la physis (pese a las apariencias todo es agua -Tales- o bien todo es proceso de condensación-rarefacción -Anaxímenes- o de átomos) pasen a hurgar en las potencialidades del raro animal que avanza tales conjeturas?  ¿Qué paso en suma para que de buscar la razón de los fenómenos se pase a preguntarse si legisla el intelecto o legisla la facultad de percepción sensible?  ¿Qué pasó, en suma para que tras haberse dado la concepción de la physis que hace posible la física, los pioneros de tal disciplina den por sí mismos el paso a la metafísica?
Víctor Gómez Pin, Tras la Física Jónica y la Física Cuántica. El nacimiento y el renacimiento de la metafísica, El Boomeran(g) 19/04/2016

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