Creativitat i error.
Francis Bacon ha sido uno de los mil artistas que han negado “la inspiración”. Para Bacon el motor central era el instinto y, para ser más exactos, el imprevisto accidente a que nos llevaba ese motor.
Esta idea, muy afín al arte abstracto, es ya un lugar común y multiplicado en la era digital. Pedro Ajo y otros han explicado con paradójica nitidez esta “estética del error” y lo aberrado que se define como glitch art.
¿De qué trata esto? Pedro Ajo lo expone gráficamente mientras lo condimenta con unas pocas palabras puesto que su libro (La estética del error en la edad digital) no llega a las 30 páginas.
Según su autor, el término glitch se refiere a errores o aberraciones que ocurren en los programas software, en videojuegos, vídeos, sonidos y datos similares. Las máquinas no son perfectas y pueden crear mamarrachos pero, en este caso, las birrias no serán necesariamente feas. Más aún, a las máquinas se las puede preparar para que se accidenten y brinden efectos estéticos a la manera que un científico, un pintor o un músico trabajan probando una serendipitycon instrumentos y materiales procedentes de diferentes ámbitos.
Así, de la misma manera que la promiscuidad traspasa el mundo con narcotráficos, guerras, migraciones y cocina de fusión, el glitch art plasma en cuadros, textiles, vídeos o músicas el comportamiento desoftwares inapropiados o el efecto de viejas y nuevas técnicas que desvarían en los resultados.
No se trata, pues, de cómo se ha vivido durante las últimas décadas, de la estética de lo feo, sino de la productividad estética del accidente. Siniestro provocado pero no dirigido, deliberado pero no prevenido.
Philip Stearns es una figura en el glitch textil que recuerda los bellos tejidos de Custo Barcelona. Pero, adicionalmente, un libro, Designing Imperfection, recoge diseños de esta naturaleza que ya se esparcen por varias redes sociales como Tumbir.
El artista Benjamin Berg conocido en Internet como stAlliol´s emplea una técnica llamada databending que consiste en editar una imagen sin compresión con un programa que no haya sido creado para ese fin. El fruto será al cabo una incógnita.
Pero hay algo más. Adam Ferris trabaja con fotografías repetidas en varios encuadres y expuestas a través de filtros RGB obteniendo canales de una misma escena por separado. Y ¿cómo no pensar de nuevo en Francis Bacon con los llamados anaglifos o imágenes que, preparadas para ser vistas en tres dimensiones mediante gafas de dos colores, son expuestas sin aquella mediación?
El mundo del error y el virus misterioso es el paraje que ahora acoge al glitch art. El triunfo del desorden sobre la armonía, la belleza de la negligencia y el sobresalto, el inseguro entorno del ser humano imposibilitado para acertar en la vida y sólo en la muerte atinar con precisión.
¿Trastornos de déficit de atención? ¿Falta de concentración en nuestros escolares? La bruma, la confusión, el destartalamiento o lo más aleatorio son señales de la presente cultura audiovisual pero también, progresivamente, de la cultura escrita en los nuevos soportes virtuales o no.
Vicente Verdú, El 'glitch art', El País, 11/10/2012
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