L'acceleracionisme de Mark Fisher.







Así como Marx veía al capitalismo del siglo XIX con cierta “fascinación” y Deleuze y Guattari hacían lo propio con el capitalismo del siglo XX, Mark Fisher tenía la misma actitud con las producciones culturales del capitalismo de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI, en tanto procuraba dar cuenta de los elementos contradictores o subversivos desde el interior de este esquema productivo y tecnológico. En esta dirección, Fisher adquiere de la pulsión de Nick Land su rechazo a la izquierda académica, acomodada y conservadora en lo estético. La crítica al modelo moralista de la izquierda hegemónica que no logra comprender las sociedades liberales contemporáneas, está en el corazón del proyecto de Fisher. En este esquema el papel de la industria musical, particularmente de la “cultura rock”, será uno de los motores fundamentales para dar cuenta de la aceleración y la mutación social desde 1950 en adelante. La cultura rock, como espacio contracultural que hace converger la experimentación con sustancias psicoactivas, las nuevas tecnologías y la proliferación de nuevas formas de vida (comunitarias, hedonistas, etc.), será para Fisher un territorio crucial como dimensión fantasmática cuya potencia anticapitalista aún puede actualizarse. 

Un ejemplo del diagnóstico fisheriano sobre la relación lastimosa de la izquierda con la tecnología lo podemos ver en las clases finales que el pensador británico dictó en su último ciclo lectivo (2016-2017) en el Goldsmiths College de la Universidad de Londres. En uno de esos encuentros Fisher ponderará positivamente de la contracultura cierto mecanismo subversivo que se puede percibir en algunas piezas de la cultura pop (canciones, cine, series, etc.): la posibilidad de contrabandear mensajes políticos que produzcan conciencia a fin de llevarnos más allá del principio del “realismo capitalista”, es decir, por fuera del trabajo, hacia la imaginación de otros mundos y relaciones laborales y afectivas posibles.

Subsiguientemente, la pregunta será: ¿hasta qué punto el deseo de postcapitalismo no está ya capturado y neutralizado por el propio capitalismo? ¿Es posible construir una contralibido frente al deseo capitalista que permita materializar un cambio? Si se trata de pensar una modalidad de izquierda que no esté capturada por la melancolía o la impotencia de las soluciones pasadas, el aceleracionismo de Fisher implica el despliegue de una política del deseo que parta de las condiciones del capitalismo contemporáneo, asumiendo el desafío de pensar “desde” y “más allá” del posfordismo, sin caer en las alternativas de las izquierdas previas.

Para ilustrar este problema, en una de sus clases Fisher proyecta el icónico comercial de Apple del año 1984 con el lanzamiento de la Macintosh (filmado por Ridley Scott) que hace referencia a la novela 1984 de Orwell y un anuncio de Levi’s ambientado en la Unión Soviética también del mismo año, a fin de mostrar la construcción de la imagen hegemónica del comunismo como un sistema político que reprime el deseo y, por el contrario, al capitalismo como al que lo libera; en otros términos, el comunismo estará atravesado por un imaginario triste y depresivo donde no hay tecnología, ni modernidad ni deseo.

De manera que la tecnología (Apple como ícono tech) no tiene lugar alguno en una hipótesis de izquierda que se presenta como un páramo, un desierto patético donde el futuro es un término imposible. En síntesis: comunismo y deseo se repelen. Como señala Fisher en una entrada a su blog K-punk (2012): “el problema fue la ausencia de una respuesta de la izquierda al posfordismo (…) el neoliberalismo se adueñó de la palabra modernización”. Sin embargo, para Fisher la izquierda socialdemócrata del New Labour creyó que se “modernizaba”, cínicamente, si se acomodaba a la estructura neoliberal thatcheriana cuando el desafío era inventar una izquierda posfordista. Por tanto, el diagnóstico que será necesario plantear para Fisher es si es imaginable ir más allá de la lógica del capital partiendo del actual estado de cosas e incluso manteniendo la infraestructura libidinal y tecnológica que tenemos en el capitalismo tardío.  

Luis Diego FernándezTecnología e izquierda: la función de Mark Fisher, Revista Supernova agosto 2025

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