El polític carismàtic de Weber com a model inspirador de l'esquerra (Wendy Brown).
El nihilismo se manifiesta hoy como un caos moral omnipresente o una falta de sinceridad, pero también como una afirmación de poder y deseo despojada de la preocupación por rendir cuentas no solo ante la ética, sino también ante la verdad, la justicia, las consecuencias o el futuro (…) Se expresa en la indiferencia sin precedentes de los líderes religiosos y políticos hacia la coherencia, la responsabilidad e incluso la veracidad (19).
Solo la reivindicación del beruf (la profesión vocacional), esa fuerza ético-espiritual que perdura después de que hayamos perdido al Ser Supremo, puede impedir el descenso de las prácticas políticas y del conocimiento a la cruda autogratificación o a la voluntad de poder. (24)
Solo aquellos que se hayan enfrentado a la falta de absolutos morales en la vida pública y a lo inapropiado que resulta recurrir a la ciencia y a la religión en busca de esos absolutos, aportarán integridad y responsabilidad ética a cualquiera de las tres esferas que se han distanciado entre sí: la religión, el conocimiento y la política (25).
La cualidad “heroica” del político de Weber surge precisamente en relación con las lamentables condiciones contemporáneas de la política y los efectos del nihilismo (…) El sobrio héroe político de la modernidad no lucha contra ejércitos o tiranos, sino contra la torpeza burocrática, las maquinaciones de los partidos, la estupidez de las masas, el cinismo, el derrotismo y las tentaciones del poder despojado de su conexión con la integridad, la responsabilidad, la perspectiva y el compromiso. (43)
El líder político ideal de Weber se siente atraído por el poder, pero no se deja embriagar por él (…) supera “día a día y hora a hora” las tentaciones de la vanidad o el narcisismo. (…) Su poder está arraigado en su carisma y sus acciones están marcadas por la moderación y una visión de futuro. Su ética se centra en las circunstancias concretas y no en los principios que suspenden o ignoran el contexto y las consecuencias de las acciones, sobre todo las involuntarias. (43)
… la posibilidad política emerge de los líderes que tienen el espíritu, la fuerza y la resistencia para enfrentar todos los rasgos de una era nihilista a través de un propósito público apasionado, perseguido responsablemente (…) solo un liderazgo político carismático responsable podría renovar y redimir la capacidad claramente humana de dar forma o dirigir la vida en común de acuerdo con la capacidad de crear valor. (45)
… ¿por qué el carisma? (…) Solo el carisma desafía a las fuerzas y maquinarias que dominan el presente con una visión alternativa, (…) contrarresta la falta de alma del nihilismo institucionalizado, ya que se aleja de la instrumentalización, la administración y la rutinización para volver a conectar la vida política con los ideales y la acción. (45)
… la determinación y el control juntos, en tensión, son la fuerza capaz de crear un mundo en el corazón del liderazgo carismático (pasión ardiente y frío distanciamiento) (46)
Weber ha construido una figura casi imposible: una personalidad carismática con un fuerte instinto de poder, pero motivada exclusivamente por su preocupación por el mundo. (47)
Weber condena el interés por los principios puros en el ámbito político como un error categorial. Si el ámbito político está impregnado de un poder diabólico, el de la violencia humana organizada, pretender lo contrario no solo es ingenuo, sino irresponsable. (52)
(Weber) Al mismo tiempo que nos exige ser conscientes de la naturaleza contingente de nuestras convicciones y de los enormes obstáculos que se oponen a su realización, también no exige que nos dediquemos por completo a ellas y basemos nuestra humanidad y nuestra libertad en esta dedicación. Solo de esta forma puede la lucha por los valores reparar el deseo que el nihilismo ha roto y evitar así la decadencia. (57)
Si Weber reconocía las frágiles perspectivas de este proyecto, el antídoto contra la desesperación no era la esperanza sino la valentía: “Solo quien esté seguro de no derrumbarse si el mundo es, desde su propio punto de vista, demasiado estúpido o bruto para lo que él puede ofrecerle; solo quien esté seguro de poder decir ante todo esto “no obstante” o “a pesar de todo”, solo este tiene beruf (vocación) para la política”. (61)
La posición de Weber nos recuerda que los argumentos racionales y las pruebas convincentes no contrarrestan por sí solos los miedos y frustraciones populares. (66)
El liderazgo carismático tiende a preocupar, cuando no a repeler, a los pensadores liberales y de izquierdas. El liderazgo como formación inevitablemente jerárquica suscita ansiedad en los demócratas. (61)
Pero el carisma, con su capacidad para incitar y emocionar, por inspirar y movilizar y, sobre todo, para liderar más allá de lo habitual, es un elemento potente indiscutiblemente de la vida política. (62)
Nuestra tarea consiste en reincorporar la preocupación por el deseo al pensamiento político (…) la formulación particular de Weber del liderazgo carismático puede ser precisamente lo que se necesita para la izquierda más responsable, convincente y relevante para el presente. (64)
Los líderes apasionados y responsables, visionarios y cuidadosos, inspiradores y sobrios ofrecen lecciones tanto para los movimientos sociales como para l ciudadanía. (65)
Wendy Brown, Tiempos nihilistas. Pensando con Max Weber, Madrid, Lengua de Trapo 2023

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