Phineas Gage i el lòbul frontal
A modo de introducción, quiero empezar este trabajo explicando que la corteza prefrontal es la región del cerebro situada en la parte anterior de los lóbulos frontales y se considera el centro de las funciones ejecutivas. Su papel principal es integrar la información cognitiva y emocional para orientar la conducta hacia metas adaptativas. Entre sus funciones más destacadas se encuentran la planificación, la toma de decisiones, el control de impulsos, la memoria de trabajo y la regulación emocional. Además, permite la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de cambiar de estrategia cuando una situación lo requiere. Esta zona se conecta estrechamente con el sistema límbico, lo que explica su influencia directa sobre el manejo de las emociones y la motivación. Una lesión en la corteza prefrontal puede provocar desinhibición, impulsividad, perseveración y dificultades en la organización de la conducta. Sin su correcto funcionamiento, el aprendizaje se ve gravemente afectado porque resulta imposible mantener la atención, regular la frustración o planificar los pasos de una tarea.
Phineas Gage es el ejemplo paradigmático de cómo una lesión cerebral puede transformar por completo a una persona. La historia de este joven ferroviario es célebre en la neuropsicología. Te cuento su caso brevemente. En 1848, mientras trabajaba en la construcción de una vía férrea, una barra de hierro atravesó accidentalmente su cráneo y dañó severamente su lóbulo frontal. Contra todo pronóstico sobrevivió, pero quienes lo conocían advirtieron que ya no era el mismo. Antes del accidente era un hombre responsable, sociable y trabajador; después se volvió impulsivo, irritable y con dificultad para organizar su vida. Sus compañeros decían que “Gage ya no era Gage”. Lo que emergía en él no era tanto una pérdida de capacidades intelectuales básicas, como la memoria o el lenguaje, sino una fractura en la regulación de sus emociones y en la capacidad de planificar, tomar decisiones prudentes y mantener una conducta social adaptada. Era la muestramviva de lo que hoy la neuropsicología denomina síndrome disejecutivo, donde las funciones ejecutivas, planificación, control de impulsos, flexibilidad cognitiva, se ven gravemente afectadas.
Varios autores subrayan que el lóbulo frontal, y en particular la corteza prefrontal, mantiene una estrecha relación con el sistema límbico y cumple un papel esencial en la regulación emocional y la conducta adaptativa. Una lesión en esta área no solo entorpece el pensamiento, sino que desarma la brújula que guía las decisiones y comportamientos. En Gage esto se tradujo en cambios de personalidad, desinhibición y dificultades para convivir con los demás.
Ahora bien, quiero explicar la relación que tiene la corteza prefrontal con el aprendizaje. Y empiezo diciendo que esta área del cerebro no solo regula la conducta emocional, sino también es la base de procesos que sostienen el aprendizaje escolar y profesional, ya que regula la memoria de trabajo, la atención sostenida, la autorregulación emocional, la planificación y el control inhibitorio. Todas estas funciones son indispensables para adquirir y consolidar conocimientos, resolver problemas y adaptarse a contextos cambiantes. Y en el caso de Phineas Gage, que uso en este contexto para explicar e ilustrar mi trabajo, los síntomas que presentó, impulsividad, desinhibición, incapacidad de planificar y cambios bruscos de humor, alteraron de forma radical su desempeño laboral y social. Si trasladamos este cuadro al ámbito educativo, podemos comprender cómo un estudiante con daño prefrontal tendría enormes dificultades para organizar rutinas de estudio, mantener la motivación, regular la frustración ante los errores o cambiar de estrategia cuando una tarea no funciona. En mi formación en Psicopedagogía, esta comprensión se vuelve esencial, ya que me recuerda que el aprendizaje no es un proceso exclusivamente cognitivo, sino también emocional y ejecutivo. Y reconocer el papel de la corteza prefrontal me ayuda a diseñar intervenciones que no solo trabajen en la decodificación de símbolos o en la ejercitación de habilidades académicas, sino que también incluyan el fortalecimiento de la autorregulación, la flexibilidad cognitiva y la capacidad de planificar. Phineas Gage, con su vida partida en dos por un accidente, me deja una enseñanza que atraviesa la psicopedagogía, sin funciones ejecutivas, el conocimiento se fragmenta; sin regulación emocional, el aprendizaje se detiene; y sin la integración del cerebro frontal, la identidad misma queda en suspenso.
Julio César Cháves, muro Facebook 15/12/2025
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