Lo maellà és LAPAO.
Maella |
Que el Partido Popular tiene un problema con las lenguas que no son
el castellano parece ya una obviedad. Son demasiados ejemplos. Ya no
sorprende que un partido que en Catalunya hace bandera de “la libertad
para elegir la lengua curricular”, en otros territorios como Balears, el
País Valencià o Aragón suprima esta misma libertad y la niegue para
cualquiera que no tenga como lengua inicial el castellano.
En Aragón el Partido Popular da un paso más. Aliado con el PAR, el
partido que más años lleva en el gobierno aragonés en coaliciones con
PSOE y PP, ha decidido revocar la ley que se aprobó en 2009. Esta era
una ley en la que se reconocían derechos mínimos y que después de mucho
prometer aprobó el socialista catalanohablante Marcelino Iglesias junto
con CHA. Esta ley, absolutamente de mínimos, será borrada del mapa para
que PP y PAR aprueben una nueva norma que no es de uso de las lenguas
sino de las no lenguas.
Puestos a suprimir derechos, libertades y patrimonio cultural, el
gobierno aragonés ha decidido que no está de más suprimir también el
nombre de las lenguas. Así que los aragoneses que hablan aragonés
(alrededor de unos 20.000) y los que hablan catalán (unos 42.000), han
visto que sus lenguas ahora tienen acrónimos por nombre. El aragonés, en
este bodrio de ley que se aprueba el jueves en Cortes, pasa a
denominarse Lengua Aragonesa Propia del Área Pirenaica y Prepirenaica.
El catalán, una de las obsesiones de los populares, ahora se llama
Lengua Aragonesa Propia del Aragón Oriental. O sea, como ha corrido
estos días por las redes sociales, ahora los aragoneses que no sólo
hablan castellano hablan LAPAPYP y LAPAO. Un ataque más contra la
diversidad cultural y lingüística de un país en la que durante siglos el
aragonés y el catalán fueron las lenguas principales en la Corte y el
pueblo y a las que las políticas educativas y culturales han ido
arrinconando, marginando y ahora, por obra y gracia de Luisa Fernanda
Rudi, quieren directamente asesinar.
Porque la ley que presenta la consejera de Cultura aragonesa Dolores
Serrat (catalana, para más señas, de Ripoll) elimina cualquier derecho
educativo, de representación y cultural de los hablantes de aragonés y
catalán. La ley obliga a que todos los pueblos tengan su topónimo en
castellano, aunque voluntariamente puedan añadir el tradicional. La ley
impide que el aragonés y el catalán tengan presencia sistemática en los
medios de comunicación públicos. Impide que ambas dos lenguas puedan ser
curriculares, o que se puedan usar para enseñar en las aulas. La ley,
en resumen, impone una realidad lingüística castellanohablante que en
muchos lugares de Aragón no es la real.
Y luego, hablan de imposiciones, cuando la imposición de una
imposibilidad, la de desarrollar una vida en la lengua materna
patrimonio cultural de Aragón y de muchos aragoneses, es la que marca
esta ley de no-lenguas. Esta ley que va contra la Carta Europea de las
Lenguas Minorizadas, contra la advertencia directa del Consejo de Europa
para mantener al menos la ley anterior de 2009. También va contra las
recomendaciones de la UNESCO para el aragonés, una de las lenguas con
más peligro de desaparición de Europa y el catalán en Aragón, e incluso
contra la Carta de los Derechos Humanos y contra la propia Constitución
Española. Una ley que aprobará el gobierno de Aragón y que niega a los
aragonesohablantes y a los catalanohablantes, aragoneses igual que los
castellanohablantes, sus derechos, todos, incluso el derecho de que su
lengua sea nombrada por el nombre que tiene y no por el capricho de los
políticos que se pasan por el forro a la comunidad científica.
Jorge Romance, Un bodrio de ley para no llamar las cosas por su nombre, Público, 08/05/2013
Llegiu més en http://pitxaunlio.blogspot.com.es/2012/06/lo-maella-es-aragones-oriental.html
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