Adolescents i violència de gènere.
El comportamiento de los jóvenes en sus primeras parejas funciona
principalmente por imitación. Actúan de manera análoga a sus referentes,
entre los que destacan su familia, su entorno social y los medios de
comunicación, especialmente la televisión. “Internet, el cine, las
series... nos hacen asumir ciertos roles y normalizar la violencia.
Historias como Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey
son muy nocivas porque hacen pensar a las chicas que pueden con los
malotes”, considera Soledad Ruiz, directora del Instituto Andaluz de la
Mujer, que hace seis meses puso en marcha un programa de atención
psicológica para adolescentes maltratadas que atendió a 30 chicas en el
primer trimestre del año. Siguen pesando todavía 21 siglos de sociedades
machistas.
Los chicos, según los expertos consultados, ya no son el lobo
ibérico, pero siguen reproduciendo la desigualdad. “El machismo está muy
arraigado en una parte del inconsciente colectivo, aunque cada vez
menos en el comportamiento”, sostiene Consuelo Madrigal, fiscal de sala
de Menores, que define la violencia de género como una “patología
social”, más que individual. “La educación en la igualdad afecta a
algunos aspectos, pero no cala en todos porque hay hombres que aún
necesitan construir su identidad a partir del dominio y de la posesión
sobre la mujer”, añade.
A la inseguridad y la falta de autoestima, se le suma una falta de
referentes, especialmente para los chicos. “Tarzán ha dejado de ser el
héroe y ahora es muy difícil decir quién lo es. Estamos en un momento de
polarización en que se ha asumido el empoderamiento de la mujer en la
sociedad, pero todavía no se acaba de admitir que es necesario cierto
desempoderamiento de los hombres”, alega Hilario Sáez, sociólogo de
Hombres para la Igualdad. Lo que sí constata en talleres en los
institutos es que hay adolescentes que se siguen declarando machistas:
“Para mandar entre hombres, hay que distinguirse de las mujeres y de los
niños. A esa edad, hay que ser el más fuerte y eso se va haciendo
mediante pruebas de masculinidad. Tienen mucha presión y el que más
habla, habla por los demás. Siempre se le suman otros que quieren ser
identificados con el fuerte”, cuenta.
La concepción romántica del amor es por donde se cuela el machismo en
las relaciones reales. Hace sentir a las jóvenes que tienen una especie
de contrato de por vida con su pareja y que si él es violento, es
porque se lo merecen; lo que aumenta la sensación de culpabilidad. A
ellos les obliga a demostrar celos y dominio para reafirmar su amor. Así
lo reflejan testimonios tan antiguos como el que contaba a Anar una
chica de 16 años: “El otro día me dijo: ‘Me voy a suicidar si no te veo.
Me quito la vida si no estás conmigo”. El 67% de las jóvenes que llaman
a esta fundación no son conscientes de que sufren violencia de género.
Alba Tobella, La violencia machista sobrevive en las parejas más jóvenes, El País, 29/05/2013
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