El carrer.


La calle, en fin, y he aquí otro cambio de época, suplió como centro de posicionamiento y discusión a los dos Parlamentos disponibles, sometidos a mayorías absolutas, en una época, además, en la que la democracia se ha deslocalizado a otras instituciones no democráticas (como la UE, que impone leyes como la laboral). El Estado, único lugar en el que la democracia fue posible, ya no es la instancia de decisión democrática.

En la calle, no obstante, suceden cosas propias de la calle, como la violencia. Conforme el día avanzó, tuvieron lugar diversos actos violentos, hasta que los Mossos transformaron un altercado en un conflicto sin final, del que no supieron salir y que afectó al transcurso de la manifestación mayoritaria. La facilidad con que los Mossos amplían los conceptos violencia y represión debería llevar a algún parlamentario a interesarse por la policía que hemos creado en las últimas décadas... y por esa especie de cuartel sudamericano edificado en Sabadell que parece centralizar y aislar a los mossos, que salen periódicamente a pegar a ciudadanos que protestan por la descomposición democrática. El portavoz Homs, a su vez, utilizó en su declaraciones estadísticas facilitadas por la patronal que minimizaban el día histórico de ayer hasta reducirlo a “jornada normal”, si bien no solo no fue detenido ningún cargo de la Diputación, sino que hubo una huelga general. No ver la realidad es una región de la violencia, quizá la más peligrosa y contagiosa. El 29-M fue, de hecho, un intento colectivo para que un Gobierno observara la realidad. Una realidad absolutamente violenta: la desaparición del Estado de bienestar, la columna vertebral del Estado de derecho. No hay uno sin otro. Y uno está desapareciendo.

Guillem Martínez, Una huelga exitosa y algo más, El País, 30/03/2012
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/03/29/catalunya/1333054196_534756.html

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