Què és la racionalitat?



Michael Shermer
La secularización nos ha vuelto más morales. Lo más importante que ha emergido de la edad de la Razón o de la Ilustración ha sido un modo de pensar que utiliza argumentos que confirman la certeza de sus conclusiones a través de verificaciones empíricas. Michael Shermer, en su último libro [1], The Moral Arch, dice que Razón “es la capacidad cognitiva de establecer y verificar hechos a través de la aplicación de la lógica y la racionalidad, y hacer juicios y formar creencias basadas en estos hechos.

Racionalidad es la aplicación de la razón para formar creencias basadas en hechos y pruebas, en vez de suposiciones, opiniones o sentimientos.” Estamos en un momento histórico en el que las sociedades más avanzadas ya no deciden que sus creencias, valores morales o estilos de vida son mejores que el de otras por el hecho de formar parte de su cultura o de su religión sino por motivos que buscan ser lo más objetivos y, por lo tanto, lo más compartibles posibles.

El propio Dalai Lama dijo en Facebook el día 10 de septiembre del 2012 que “hoy en día fundamentar la ética en la religión ya no es adecuado. Por eso estoy cada vez más convencido de que ha llegado la hora de que encontremos una manera de pensar en la espiritualidad y la ética dejando atrás la religión”. Llamamos “Humanismo Secular” a aquella filosofía ética y vital que prescinde de la revelación y se apoya en la razón, las emociones humanas pro-sociales y en la ciencia. Tenemos percepciones innatas de la moral. Además del acuerdo racional, los sentimientos morales son la base de la Ética. En un mundo sin emociones ni sentimientos espontáneos de respuesta social innata no habría altruismo emergente, no habría bondad en aquellos casos en que es necesaria, no habría censura cuando esta es apropiada, no habría sensación automática de los fracasos propios.

En ausencia de los sentimientos de tales emociones, los humanos no se hubieran dedicado a negociar soluciones a los problemas a los que se enfrenta el grupo. No habría habido una acumulación gradual de sabiduría en lo que se refiere a las relaciones entre situaciones sociales, respuestas naturales y toda una serie de contingencias tales como el castigo o el premio que se obtienen al permitir o inhibir las repuestas naturales. Sin un sistema congénito de navegación moral no habría habido posibilidades de que el individuo se ajustara adecuadamente al mundo real. Cierto que nuestro sentido innato de la moral se ve influenciado por las culturas locales, las costumbres o la educación hasta el punto de abrir o cerrar el interruptor de la bondad. Por ello los pilares del Humanismo son estos sentimientos morales innatos unidos a la reflexión aportada por la ciencia y la razón.

Sigue esta idea sin gozar de popularidad, pero vivimos con mucha certeza en el mejor de los mundos que han existido. Podemos mirar atrás y observar que, lentamente, hemos ido expandiendo eso que se ha venido a llamar “círculo” o “arco moral” para incluir cada vez a más miembros de nuestra especie. Incluso de fuera de nuestra especie. Hemos descubierto que es mejor comerciar con bienes e ideas y canjear sentimientos y genes antes que robar, matar, esclavizar o violar al vecino. En sociedades prehistóricas y en las posteriores sociedades no estatales morían violentamente 1,000 de cada 100,000 personas por año, alrededor de 100 por 100,000 en las sociedades occidentales la Edad Media, sobre unas 10 por 100,000 durante la época de la Ilustración y menos de 1 por 100,000 hoy en día en Europa (un poco más de 5 por 100,000 in EEUU). Es nada menos que una mejora de cuatro órdenes de magnitud. Y no es una opinión; lo sabemos a través de respetados estudios científicos.

Uno de los pilares de esta revolución ha sido situar al individuo en un lugar central. Por primera vez es la persona la que deviene el agente moral prioritario, no el grupo, la tribu o el estado. El otro ha sido la consideración universal de la moral, desligada de una comunidad. El Humanismo Ilustrado (o Humanismo Secular o simplemente Humanismo) es el camino que deberá prevalecer porque se trata más de un método que de una ideología y por ello susceptible de mejoría. Así, como dice Michael Shermer, cada generación está produciendo no sólo mejores razonadores “abstractos” sino mejores razonadores “morales”. Y esto amplía ese “Moral Arch” del que nos habla.

Teresa Giménez Barbat, Elogio del Humanismo Ilustrado, cultura 3.0, 02/04/2015

Antropóloga e impulsora de Tercera Cultura.

[1] The Moral Arch: How science and Reaons lead Humanity toward Truth, Justice and Fredom. Michael Shermer. Henry Holt and Co.; First Edition (January 20, 2015)

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