La democràcia no és l'accident sinó el mètode.
Hace
poco más de dos semanas, en una reunión a puerta cerrada celebrada en Berlín, un
cargo muy importante de la Unión Europea cuyo nombre no puedo facilitar dado que
se manifestaba bajo la regla de Chatham House (que es como se llama el off-the-record de las
discusiones en los think-tanks), se refirió a una probable victoria de
Syriza como un “accidente”. “Estamos tomando las medidas necesarias en
caso de que en Grecia se produzca un accidente”, dijo. Este es el estado al que
han llegado las cosas en la Unión Europea de hoy en día; la incompatibilidad
entre la democracia nacional y el proceso de integración europeo produce cada
día chirridos más estridentes.
Vistas las presiones y amenazas a las que han
sometidos los griegos estos días, no sorprende que se hayan dividido entre
entregarse a las promesas de Syriza, en las cuales seguramente les gustaría
creer pero no se lo pueden permitir, y las de Nueva Democracia de Samaras, en
las que seguramente no creen pero sí se pueden permitir. Por usar un símil
futbolístico, el pueblo griego se ha sacado la pelota de encima
de cualquier manera, sin pensar mucho en qué ocurrirá a continuación: ha
comprado tiempo, y eso es lo que cuenta.
Puede resultar algo temerario decir esto, pero
una de las ventajas de la victoria de Syriza es que hubiera puesto por fin sobre
la mesa todas las contradicciones y errores de la política europea hacia Grecia.
Por el contrario, a no ser que Hollande obre el milagro de logar una relajación
de la austeridad y la intervención del BCE, la victoria (parcial) de Nueva
Democracia prolongará la agonía del pueblo griego, atrapado en lo que
seguramente pasará a la posteridad como uno de los ajustes fiscales más
insensatos de la historia.
Sin embargo, el resultado final, la no victoria
de Syriza, aunque sólo aplaza los problemas de los griegos, es mejor para
Grecia: aleja el foco mundial de Atenas, evitando el recurso
fácil de concentrar toda la culpa, todos los problemas y, eventualmente, todas
las soluciones en una eventual salida de Grecia y lo traslada a Alemania. Este
lunes, en Los Cabos, México, Merkel no podrá señalar a los
irresponsables griegos como culpables de la inestabilidad ni podrá refugiarse
tras ellos. Con la victoria de Hollande en Francia comienza el asalto a
Berlín: no se trata ya de una coalición de los pobres y desharrapados perdedores
del Sur, sino de una coalición que incluye a Estados Unidos, Reino Unido,
Francia e Italia, cuatro miembros del G-7, también al Presidente de la Comisión
Europea, Barroso. Contra lo inicialmente previsto, esta no será la semana de
Tsipras, sino la de Merkel. La democracia no es el accidente, sino el
método.
José Ignacio Torreblanca, La democracia no es un accidente, Café Steiner, 18/06/2012
PD. La foto es del semanario Focus, número 18, de mayo de 2010. En ella se ve a una Venus
de Milo envuelta en una bandera griega, haciendo un gesto soez bajo un titular
que decía "Tramposos en la familia europea" y avisando de que si se ayudaba a
Grecia lo siguientes sería España, Portugal e Italia.
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