Andrés Iniesta, part de les tradicions obreres.
Nuestra tristeza ha tenido en la mañana del sábado una pequeña compensación.
El diario global e imperial ha entrevistado a Andrés Iniesta [1], uno de los
jugadores más elegantes y precisos que se recuerdan.
Luis Martín, el periodista encargado, le habla de temas de la selección, y al
final le pregunta: “¿Le afecta la crisis?”.
El magnífico jugador del Barça y de la selección responde así: “Hombre claro,
no soy ajeno a los problemas que hay a mi alrededor… Ves que el de la panadería
del barrio ha de cerrar, que han despedido a un amigo… La sociedad está
perdiendo valores de una manera evidente. Tienes una hija y te da miedo imaginar
el mundo que les estamos dejando a los niños… Ya no es solo el problema
económico. Detrás de eso hay dramas personales que no puedes ignorar y que me
preocupan, claro que me preocupan”.
Pues está bien, no dice ninguna cosa del otro jueves, pero está mejor que
bien que alguien que vive, como Iniesta, una situación privilegiada, hable de
crisis, de gentes despedidas, de panaderías cerradas, de miedo (¡miedo!), de
pérdidas de valores, de dramas personales y de la preocupación por todo
ello.
Pues bien, un ruego, una petición no imposible: si la selección gana el
campeonato (si no, desde luego, no pasa nada) u obtiene un excelente resultado,
no estaría de más que los seleccionados con las primas que van a conseguir,
tuvieran algún gesto político-social. No pasaría nada, no sería grave, hay
antecedentes. Andrés Iniesta debería encabezar una actitud así. Muchos
ciudadanos se lo agradeciéramos.
El periodista le pregunta finalmente: “una curiosidad. ¿Usted no será familia
de Robe Iniesta?” “¿El de Extremoduro?”, responde Iniesta. “Pues creo que no,
pero le tendré que preguntar a mi padre”, añade.
Andrés Iniesta tal vez no sea familiar del Iniesta extremeño y extremoduro,
que también vale su peso en rebeldía. Pero uno de sus familiares, creo que un
tío si no ando muy errado, fue militante del PCE en tiempos del fascismo y se la
jugó en más de una ocasión. Fundó, si no ando muy equivocado otra vez, una
empresa pequeña para trabajos o arreglos de construcción a la que puso el nombre
de “Compañero” o “Camarada”.
Y eso, todo eso, se nota. Es parte de las tradiciones obreras. Otra de las
muchas cosas que debemos agradecer a la inmensa influencia cultural-política del
partido que fue eje de la resistencia contra la dictadura fascista del general
criminal africanista. Hasta aquí llegan los efectos de aquella lucha
admirable.
Salvador López Arnal, En honor de Andrés Iniesta, Rebelión, 25/06/2012
Nota:
[1] El País, 23 de junio de 2012, pp. 60 y 61
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