La píndola de la moralitat.
No serán grandes laboratorios a lo Sandoz de los que podría esperarse
investigaciones de este tipo. Los grandes laboratorios están estructuralmente
interesados en que la gente sea mala, se sienta enferma o lo pase mal. Gracias a
la oleada del mal actual, los laboratorios son campeones de windsurfing
mientras la caridad se mueve, en general, por terrenos más secos. La futura
“pastilla de la moralidad” de la que hablaba hace unos días The New York
Times sería de un carácter más hondo.
Las farmacias venden hoy “Pastillas contra el dolor ajeno” que apenas valen
un euro. Lo llamativo es tanto su coste cercano a cero como el vínculo que, a
pequeñas dosis, en “punto de cruz”, une la mísera aportación con la miseria de
los pobres. Todos nos unimos, debajo de la ola del mal, en el brote del bien que
pone a las personas en contacto con otras. Se trata de “el punto de cruz” que
inventa, con la colaboración de muchos y en el plan de un mundo mejor. Mundo de
gentes para las gentes, puesto que ya, a estas alturas, lo que importa a la
biogenética no sería tanto la importancia de un gen como la feliz reunión de la
buena gente.
Vicente Verdú, La cultura de la buena gente, El País, 02/06/2012
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/01/actualidad/1338572320_228718.html
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