Por a Spinoza.
Miedo a Spinoza 1
“Baruch Spinoza es uno de los grandes pensadores de la modernidad,
eso que empieza con la paz de Westfalia [1648] y todavía no ha terminado
porque mantenemos un mundo de valores muy parecido. Lo curioso es que a
Spinoza se le negó siempre, fue un filósofo prohibido. Alguna gente no
se atrevía ni a escribir su nombre y se limitaban a escribir su inicial.
Hasta tal punto parecía peligroso.
Daba miedo el poder, al que no le gustaba Spinoza, y daba miedo su
propia filosofía. No solo por los poderes constituidos, que estaban
absolutamente vigilantes, sino porque la imagen del mundo que transmitía
su obra producía pánico. ¿Por qué? Porque rompía muchas de las
seguridades en que se movía aquel. En particular las seguridades
religiosas”.
Dios es la naturaleza
“¿Spinoza ateo? Probablemente ateos había habido otros, pero no se lo
habían contado a nadie porque su vida corría serio peligro. Spinoza no
es realmente ateo. Dice que Dios y la naturaleza son la misma cosa. Que
no hay nada fuera de lo que entendemos dentro de una naturaleza que es
inmensa y que todavía no conocemos realmente bien. Fuera de eso no
existe ningún principio separado que la vigile o hacia el que tienda.
Recuerde la idea de Aristóteles: Dios está fuera de la naturaleza del
mundo y el mundo tiende a él. No, simplemente no hay ningún principio
separado. Decir que Dios y la naturaleza son lo mismo resultaba tremendo
en el siglo XVII”.
La mesa del filósofo
“Spinoza tuvo una vida corta. Murió con 44 años. Su obra más importante, la Ética,
donde cuenta todas estas cosas, donde las cuenta de un modo claro, no
la publicó porque se temió que le iba a traer muchos problemas. Él había
tomado para sí una divisa -caute (ten cuidado)- y bajo esa
divisa dejó guardada esa obra. Lo curioso es que, a su muerte, mucha
gente quiso hacerse con su mesa porque sabían que allí estaba guardado
lo último que había escrito. Sus amigos consiguieron salvar esa mesa y
publicar sus escritos aunque de modo poco menos que clandestino”.
Una teoría política
“Antes que la Ética, Spinoza escribió uno de los mejores libros de teoría política, el Tratado teológico-político,
que sí publicó, pero con el que aprendió lo difícil que podía ser
publicar según qué. Era un gran erudito, un judío de origen español que
conocía el hebreo perfectamente. Conocía muy bien los textos bíblicos y
cientos de páginas del Tratado están dedicadas a demostrar que
la Sagrada Escritura no se puede tomar como metro de nada. Hay muchos
lugares del mundo donde aún no se puede decir algo así”.
Dos siglos de adelanto
“Según Spinoza no se puede mantener el dualismo alma-cuerpo (el alma
no es una cosa que viva no se sabe dónde; no hay otra cosa que cuerpos,
aunque los conozcamos poco). Por otro lado, sostiene que cuando los
cuerpos viven, como nosotros, en sociedad tienen que asegurarse la mejor
vida posible, algo que sucede solo si hay un régimen político bien
ordenado que permita que todo el mundo tenga libertad. Eso solo puede
ser darse mediante un principio que no es en absoluto un anacronismo
llamar democrático porque el propio Spinoza lo llama de una forma
parecida. Era una mente extraordinariamente innovadora. Se adelantó a su
tiempo un par de siglos”.
La mitad del camino
“Es verdad que parte del mundo del pensamiento actual tiene ya como
imagen de fondo la verdad de lo contado por Spinoza y que la práctica
social en los países de convivencia abierta como los nuestros tienen en
parte asumido el principio democrático. Pero que la humanidad no ha
recorrido ni la mitad del camino que dejó trazado Spinoza también es
verdad. Sobre todo porque no es homogénea en cuanto a las creencias. Si
de algo estaba absolutamente convencido Spinoza era de que había que
sacar las ideas religiosas del ámbito de lo público, una cuestión que
todavía está abierta en muchos lugares”.
¿Son universales los valores?
“Spinoza es un pensador barroco –usando el término como categoría
histórica, no estética-, es decir, un pensador del siglo XVII. Y el
siglo XVII inventa el universalismo. El barroco es el tiempo que
descubre realmente el mundo completo y empieza a hacer sus mapas y a
constituir las grandes compañías comerciales, muchas de las cuales están
dedicadas al tráfico de mercancías pero también al tráfico de gente.
Digamos que el mundo empieza a volverse un lugar extraordinariamente caminado.
Aparecen las bolsas, la economía financiera... Es un nuevo mundo que se
enfrenta al pasado y a un planeta que están empezando a conocer a
fondo. Ese conocimiento del planeta es un principio instrumental: ¿dónde
queda lo que queremos coger o comprar para obtener beneficios? Es una
curiosidad utilitaria. ¿Qué hace Spinoza? Dar la primera imagen total
del mundo. Cuando alguien toma sobre sí una tarea como esa descubre que
su manera de interpretar puede ser relativa. Pero si decimos que los
sólidos caen a una aceleración constante, ¿eso pasa igual en China? Pues
sí. El punto de partida de Spinoza es similar porque se pregunta:
¿cuáles son las leyes de la naturaleza y cómo obran en nosotros? ¿Un
Spinoza en China? Parece que,
políticamente, es difícil. Hace falta cierta amplitud de mundo, cierto
interés en conocerlo y un registro de libertad -el que sea, porque mire
de qué poco dispuso él- para que el pensamiento empiece a dar esos
enormes saltos de comprensión. A Spinoza ya lo habían expulsado de su
comunidad a los 24 años”.
Spinoza y los modernos
“Spinoza es uno de los fundadores de la filosofía moderna, pero ¿qué
se hizo con él? Ocultar toda la fuerza de su pensamiento. Se le lima por
los lugares que pueda resultar más molesto. Durante un siglo entero no
le se le puede ni citar. Los ilustrados lo leen y algunos lo citan, pero
más que otra cosa para molestar. Todavía a finales del siglo XVIII,
cuando se acusa a Fichte de ateo la palabra ateísmo les da miedo y lo
acusan de ser spinozista. Toda la filosofía del siglo XIX es heredera de
Spinoza, toda. Schopenhauer lo era; Hegel, también. Todos los grandes
ontólogos lo son. Hobbes lo leyó, se nota. Era otro con el que guarda
grandes similitudes. Al igual que en el pasado la gente tenía que optar
entre ser platónica o aristotélica, la modernidad tiene dos polos:
Descartes o Spinoza. Hobbes se parece a Spinoza mientras que Locke
guarda más relación con Descartes”.
Miedo a Spinoza 2
“Cuando yo empecé a estudiar filosofía, Spinoza todavía era un autor
del que no se hablaba normalmente. Era demasiado. Se hablaba de
tradiciones filosóficas que no fueran tan implosivas ni conmovieran
tanto los cimientos de todas las creencias. Después de todo, es una gran
suerte que su obra no se haya perdido y que quien buscaba sus escritos
para destruirlos no los encontrara”.
Amelia Valcárcel, declaraciones recogidas por Javier Rodríguez Marcos, Tormeta de ideas, 28/06/2012
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