Les lleis en la naturalesa.
Un asiduo lector de El juego de la ciencia me pregunta si las leyes
de la naturaleza son constantes e inmutables. En principio, cualquier pregunta
admite una –y sólo una– de estas tres respuestas: “sí”, “no”, “no se sabe”; pero
la pregunta de mi lector admite las tres.
A nivel local, es decir, en la porción de espacio y tiempo accesible a
nuestras observaciones, parece ser que sí, que las leyes de la naturaleza son
siempre las mismas. Y no sólo las leyes, sino también la composición del
universo muestra una gran homogeneidad. Los cosmólogos solían decir que el
universo es como un bizcocho en el que el hidrógeno es la harina, el helio el
azúcar y los demás elementos las pasas. Con la aparición (es un decir) de la
materia oscura y la energía oscura, el bizcocho cósmico se ha vuelto bastante
más complicado y misterioso, pero no hay motivos para dudar de su
homogeneidad.
Sin embargo, incluso en el universo observable hay “objetos” o “lugares” (si
es que pueden llamarse así: de ahí las comillas) donde las leyes de la
naturaleza, tal como las conocemos, dejan de tener sentido: son las
singularidades, que no en vano se denominan así. En el interior de un agujero
negro, según las ecuaciones de la relatividad general, toda la materia puede
llegar a concentrarse en un punto inextenso, con lo que alcanzaría una densidad
infinita (expresión casi poética, puesto que carece de un sentido concreto) y el
tiempo se ralentiza hasta detenerse, para luego volverse “imaginario” (lo que
tal vez deba entenderse como que fluye en otra dimensión). Y en una singularidad
desnuda –un punto de densidad infinita que, al contrario de lo que ocurre con
los agujeros negros, es visible desde el espacio circundante– podrían suceder
cosas todavía más extrañas; de hecho, algunos físicos han llegado a conjeturar
que en una singularidad desnuda puede pasar cualquier cosa, como si en ese punto
el universo se hubiera vuelto loco. Es probable que hasta que no logremos una
unificación operativa de la mecánica cuántica y la gravitación relativista no
podamos aclarar ciertas paradojas.
Y, por otra parte, no sabemos si el universo conocido es todo lo existente.
Podría haber universos paralelos con leyes muy distintas de las que gobiernan el
nuestro, o zonas de nuestro propio universo, más allá de lo observable u
observado, donde cambiaran las reglas del juego. Así que la tercera respuesta,
“no se sabe”, también vale. Y, como casi siempre, es la mejor.
Carlos Frabetti, La constancia de las leyes, Público, 13/11/2011
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