La dreta populista i les xarxes socials.
Las redes sociales pueden ayudar a los demócratas: sobre esto caben pocas dudas
después de los acontecimientos en Túnez y Egipto. Pero las redes
sociales son también un hervidero y una excelente herramienta organizativa para
los racistas y xenófobos de la derecha populista. Curiosamente, las
mismas redes sociales de las que se sirven para organizarse los populistas nos
proporcionan los instrumentos para conocerlos mejor. Gracias a ello sabemos que
los 14 partidos y movimientos más conocidos de la derecha populista
europea tienen nada menos que 436.000 seguidores en Facebook.
Se ha dicho estos días que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, había
conseguido en unos pocos años lo que la CIA nunca consiguió: saber qué pensaban
140 millones de estadounidenses (que es el número de usuarios de Facebook en
EEUU). Pues gracias a Facebook sabemos que “joyas” de la tolerancia como el
Partido Nacional Británico tienen 82.700 seguidores; el Partido de la Libertad
Austríaco (FPÖ), nada menos que 84.000; la Liga Norte italiana 45.000; y el
Frente Nacional francés 35.000. Un dato particularmente llamativo es
queel Partido del Progreso Noruego (de derecha populista) tiene nada
menos que 64.000 seguidores en Facebook, una cifra increíble teniendo
en cuenta, uno, la población de Noruega (5 millones de personas) y, dos, que es
el país con el índice de desarrollo humano más alto del mundo (81 años de
esperanza de vida, 47.000 dólares de renta per cápita y una de los mejores
índices de igualdad del mundo).
Todos estos datos están contenidos en un estudio sobre el populismo
en Europa que se presenta hoy lunes en Bruselas y que ha sido
copatrocinado por la Fundación
Demos y Open Society
Foundation. El estudio, bajo el título de “La Nueva Cara del Populismo Digital” examina en detalles
las actitudes y opiniones de más de 10.000 populistas en 12
países. El estudio revela la existencia de una generación de
populistas extremadamente jóvenes que no sólo simpatizan con la agenda
de los partidos y movimientos de la derecha populista sino que constituye un
granero potencial de votos y activistas que debe ser contemplado con suma
preocupación.
Los nuevos activistas (digitales) del populismo son jóvenes menores
de 30 años, y mayoritariamente varones (un 75%). En Suecia, por
ejemplo, el 63% de los nuevos populistas tienen menos de 21 años lo cual revela
la incapacidad de escuela, familia y medios de comunicación a la hora de
socializar políticamente a un sector de la juventud, que se siente fascinada por
los liderazgos carismáticos y la crítica a los inmigrantes. En su mayoría, se
trata de nacionalistas obsesionados con una supuesta pérdida de
identidad cultural, que desconfían de sus instituciones políticas,
recelan por completo de la Unión Europea y consideran a los inmigrantes
musulmanes como una amenaza de primer orden. Como señalan los autores
del informe en sus conclusiones, un efecto colateral de la crisis económica está
manifestándose en la radicalización populista y xenófoba de un número
preocupante de jóvenes.
El 15-M, el movimiento Occupy Wall Street y las revoluciones árabes nos han
acostumbrado a ver a jóvenes al frente del deseo de libertad y cambio. Pero en
el mundo digital también hay jóvenes que, desde sus teclados, también quieren
cambiar las cosas en sentido contrario.
José Ignacio Torreblanca, Los nuevos populistas, Café Steiner, 07/11/2011
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