La tecnocràcia ha arribat.
En lo único que había consenso es que estábamos en la fase política de la
crisis económica y ha llegado la tecnocracia. En que se necesitaba una gran
capacidad de liderazgo político para que el viejo continente recuperase su lugar
en el mundo y la gente creyese en el proyecto de más Europa y más integración, y
se pone al frente de los países con las principales dificultades a personas que
no han sido elegidas por los ciudadanos. La Unión Europea, después de muchos
aspavientos, ha entrado en la etapa López Rodó de solución de sus
problemas.
Los mercados han saludado hasta ahora la dimisión de Berlusconi -no es para
menos-, la posibilidad de que Mario Monti sea el nuevo primer ministro italiano,
y que Lucas Papademos conduzca a Grecia en la aplicación a corto plazo del
durísimo plan de rigor mortis hasta la convocatoria de unas elecciones
generales que pueden llevar al Gobierno a los mismos que engañaron a Eurostat,
manipulando los datos de la economía del país. Quizá Europa pueda salir del mal
momento económico pero a cambio de una reducción de la calidad de sus
instituciones y de la propia democracia.
Los tecnócratas no son espíritus puros sino que, como los políticos a los que
sustituyen y el resto de los ciudadanos, tienen su ideología y llegan al poder
para aplicar una determinada política económica: la que ha ordenado la señora
Merkel con el apoyo acrítico de Sarkozy, que consiste en grandes dosis de
austeridad para los países del sur a cambio de salvar la eurozona, que es el
glacis en el que se desarrolla y negocia su economía en condiciones más
favorables. Lo ha escrito el economista francés Jean-Paul Fitoussi, en forma de
alegoría (La democracia y el mercado. Editorial Paidós): la crisis dice a
los perdedores, lamentamos sinceramente el destino que habéis tenido, pero las
leyes de la economía son despiadadas y es preciso que os adaptéis a ellas
reduciendo las protecciones que aún poseéis. Si os queréis enriquecer debéis
aceptar previamente una mayor precariedad; este es el camino que os hará
encontrar el futuro.
Monti ha hecho una parte principal de su carrera en la Comisión Europea,
donde fue el látigo de los monopolios; Papademos, en el Banco Central de Grecia
y en el Banco Central Europeo. Cuando no tuvieron cargos públicos se refugiaron
en la academia y en sus centros de pensamiento. El documental Inside Job
nos ha enseñado que los economistas académicos y los tecnócratas que aparecen
opinando en los medios de comunicación y realizando documentos institucionales
deben poner en su ficha pública las empresas o los sectores a los que asesoran o
para los que trabajan, además de las universidades en las que investigan. Para
que no nos llevemos sorpresas desagradables y se conozcan los intereses que
tienen. El economista Bernardo Kliksberg, vinculado al Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha descrito lo sucedido a principios de ese
mes en la Universidad de Harvard: los estudiantes de Introducción a la
Economía abandonaron la clase que daba Gregory Mankiw -e hicieron pública
una carta abierta explicando su acción- por el continuo sesgo ideológico de su
profesor a favor de una determinada manera de ver la economía (la favorable a
una continua desregulación de los mercados, que es la que ha conducido a la
crisis económica). Mankiw no es solo el autor de uno de los manuales de
macroeconomía vendidos en todo el mundo, sino que fue el jefe de los asesores
económicos de George Bush.
Berlusconi ha dejado el Gobierno italiano una vez aprobados los Presupuestos
del Estado del año 2012, con las recomendaciones exigidas por Bruselas,
Fráncfort y Washington (sedes de la Comisión Europea, el BCE y el FMI). Los
representantes de esa misma troika de instituciones viajan esta semana a
Atenas para avalar las medidas que pondrá en marcha Papademos, condición
necesaria para liberar los 8.000 millones de euros que quedan del primer paquete
de rescate a Grecia y los 110.000 millones del segundo. Mientras tanto, el
anunciado Fondo de Estabilidad Financiera Europea de un billón de euros sigue
sin ser efectivo, y la quita voluntaria de los bancos privados al 50% de la
deuda soberana griega continúa sin cerrarse. Esta sí que es la Europa a
distintas velocidades.
Joaquín Estefanía, La ideología de los tecnócratas, El País, 14/11/2011
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