La revolució moral cartesiana.
En un
sentido más profundo, y como no podía ser de otro modo, cabe afirmar contra lo
que suele decirse, que la filosofía de Descartes realiza también una revolución
de la filosofía moral, y con ello de la ética y de la política. La vieja
clasificación de Aristóteles, la que distinguía entre teoría y praxis o entre
necesidad y posibilidad, contenía a su vez clasificaciones que afectaban a cada
uno de sus objetos. Y en concreto en la filosofía práctica distinguía
Aristóteles entre dos clases de saberes: las ciencias técnico-prácticas y las
ciencias prácticas propiamente dichas. Ambas, en la medida en que tenían por
objeto la acción, pertenecían al reino de lo posible, pero entre ambas había
una diferencia. Mientras que las primeras, las técnicas, tenían la
característica, según Aristóteles, de que en ellas la acción se dirigía hacia
fuera, a modificar un objeto externo, las segundas, las prácticas propiamente
dichas, remitían a una acción que desde el sujeto volvían al sujeto mismo y lo
modificaban: éste era el concepto de la ética y la política. Se trata de
ciencias dirigidas a hacer mejores a los sujetos., individual y colectivamente,
a modificar sus constituciones iniciales mediante determinados actos que acaban
logrando la felicidad, que eran las antiguas virtudes. La técnica, en cambio,
lo que hacía era modificar el entorno y se corresponde con lo que hoy llamamos
tecnología. Pues bien, desde un cuadro como ése no podemos decir que el
cartesianismo no se ocupe de la práctica. Todo lo contrario, se ocupa
principalmente de la práctica y da una importancia esencial a la práctica, pero
inicialmente sólo a la práctica entendida como poiesis, es decir, como tecnología, es decir a la acción dirigida a
modificar los objetos. No sólo eso: su filosofía toda, incluyendo en ella su
metafísica, no es sino una explanación de la técnica mediante la cual se
transforma la naturaleza. (…)
Pero hay otra vieja distinción aristotélica
sin la que todo lo anterior quedaría confuso e incompleto: la que distingue
entre seres naturales, como árbol, gato, nube, y seres artificiales, como casa,
máquina o carro. Toda la filosofía de Aristóteles, toda la filosofía del ser y
sus fórmulas, se basa en la prioridad dada a los seres naturales, es decir, a
la naturaleza, cuyos principios estudia precisamente la filosofía primera: el
acto, la potencia, la materia y forma, las causas. Todo eso es barrido por
Descartes precisamente porque para él el artificio de la máquina del saber es
lo prioritario. Su metafísica y su filosofía de la ciencia son lo mismo: el
conjunto de instrucciones para operar con la máquina, para actuar con la
máquina. Así que en lugar de la metafísica de Aristóteles lo que nos ofrece es
el libro de instrucciones y muchos años más tarde todo el relato “metafísico”
que trata de avalar esas instrucciones. Con ello funda esa modernidad basada en
la acción (…). Pero en relación con la filosofía práctica, y de momento, eso
significa precisamente que la poiesis
se coloca en lugar de la ontología …(104-106)
Vicente Serrano, La herida de Spinoza, Anagrama, Barna
2011
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