Quines són les preguntes que ha de resoldre la socialdemocràcia?


by Krhann

Quienes lo ignoramos todo sobre la ciencia económica –si es que tal cosa existe– conservamos, sin embargo, nuestro derecho a decidir el destino de la riqueza que producimos con nuestro trabajo. Y, sin conocer las complejas estrategias de la economía, sabemos que el capital financiero no es otra cosa que ese producto convenientemente despojado del recuerdo de su origen. Que ese capital se convierta en un arma manejada por gestores a quienes nadie ha elegido, se vuelva contra nosotros y nuestra respuesta no pueda ser otra que aplicar el mantra largamente repetido, incluso por gobiernos de izquierda, de “tranquilizar a los mercados”, excede nuestra capacidad de comprensión. No entendemos por qué ese capital financiero tiene derecho a imponer medidas económicas a los gobernantes, cambiar gobiernos y reformar nuestra Constitución. Y tampoco creemos que existan leyes inmutables que impidan que las finanzas sean dirigidas democráticamente convirtiéndose en un servicio público en lugar de estar en manos anónimas, porque aun cuando la gestión democrática no constituya ninguna garantía de éxito, al menos existirían rostros concretos a quienes pedir cuentas de su gestión.

Por supuesto que estas reflexiones entran en el peligroso terreno de la utopía. Pero hay que recordar que, si por algo se caracterizó históricamente la izquierda, fue por reivindicar el papel positivo que cumplen las utopías como ideas reguladoras, aunque algunos de sus intérpretes las hayan convertido en siniestros simulacros. Y si es verdad que no se puede pedir a los gobernantes socialdemócratas su materialización, sí se les debe exigir que denuncien claramente los caminos que se apartan de ellas. La actitud de muchos partidos socialdemócratas en la Europa actual, enredados en cuestiones técnicas y sin tiempo para marcar objetivos a largo plazo, es la mejor manera de perder su identidad junto con los votos que la acompañan.

Y como las utopías se resisten por definición a realizarse, al menos se pueden formular una serie de preguntas más concretas que los ignorantes de la economía nos hacemos continuamente. ¿Por qué no se orientan las propuestas socialdemócratas a combatir el fraude fiscal, los paraísos fiscales y la especulación financiera? ¿Por qué se ha eliminado la banca pública y se confía exclusivamente la gestión de las finanzas a los bancos privados? ¿Por qué no se han exigido a los bancos contrapartidas de tipo social a las ayudas que han recibido?

Quizás estas preguntas sean impertinentes en estos tiempos de hegemonía financiera. Pero si la socialdemocracia no es capaz de responderlas, corre el riesgo de quedarse sin nada que decir.

Augusto Klappenbach, Capitalismo sí, pero no tanto, Público, 14/12/2011
http://blogs.publico.es/dominiopublico/4385/capitalismo-si-pero-no-tanto/

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