Mentre els polítics negocien ...
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Según el Daily Telegraph el Gobierno británico prepara planes de
evacuación de sus ciudadanos de países del sur de Europa en caso de explosiones
sociales subsiguientes a la desintegración del euro. Bancos y empresas
multinacionales elaboran simulaciones sobre el fin del euro. El ministro alemán
de Finanzas ha dicho que podría ser necesario crear un euro nórdico con países
que sigan políticas fiscales semejantes a Alemania. The Economist prevé que "si
no hay un cambio dramático de actitud por parte del Banco Central Europeo y los
líderes europeos la moneda única podría desintegrarse en un plazo de semanas".
El apocalipsis financiero tiene fecha: el 9 de diciembre, día de la cumbre
europea para tratar de la crisis.
La cuestión es si el BCE interviene comprando deuda pública de los países en
riesgo de quiebra o emitiendo eurobonos respaldados por los países participantes
en el euro. Ni el BCE ni Alemania están por la labor y el bloqueo continúa. El
BCE sigue priorizando el control de la inflación en una economía moribunda.
Aunque Draghi redujo la tasa de interés primaria, aún está más alta que a
principios del 2011.
La cabezonería del BCE resulta de una ideología económica que olvida que lo
principal para poder pagar es que las economías crezcan. Y para eso es necesario
un equilibrio entre rigor y estimulo fiscal. Pero la razón del bloqueo del BCE
es la política alemana de rechazar financiamiento público de absorción de la
deuda. Dicha actitud, que está matando al euro, tiene motivaciones de política
interna, con una opinión pública alemana tan soliviantada contra los
"dispendiosos europeos del sur" como ignorante de que gracias al euro pueden
exportar a esos países y sus bancos hacen negocio prestándoles para que compren.
Pero hay algo más en juego. Se trata de dominar a las economías y, por tanto, a
los países de la Unión en función de los criterios económicos, y en definitiva
sociales, definidos por Alemania. Es decir homogeneizar el espacio europeo a
partir de los intereses germanos. Incluyendo cambiar la Constitución de países,
tal y como hizo un servil Zapatero, acatando ordenes de Merkel. Merkel juega una
partida de póquer llegando al límite para conceder un acuerdo de última hora a
cambio de garantías sancionables de que todos los europaíses se comprometan a
seguir sus dictados. Mientras Sarkozy intenta posicionarse como proeuropeo para
apuntarse el tanto de que convenció a su Angela. Piensan que así las deudas de
Italia, España, Portugal, Irlanda y Grecia estarían garantizadas y los mercados
frenarían su apuesta especulativa sobre la quiebra de países enteros y el
fraccionamiento del euro.
Ocurre, sin embargo, que esa interpretación limita los cálculos de inversores
a la pura especulación. Los datos muestran que la inversión se orienta
fundamentalmente por las perspectivas de crecimiento económico. Y con una
previsión de caída del 2% del PIB en la zona euro en el 2012, la consolidación
de la deuda no es suficiente para atraer inversión. Una recesión quiere decir
más paro, aumento de prestaciones sociales y más déficit. A menos que se ponga
en práctica lo que de verdad se esta cociendo: recortes masivos del gasto
publico, aun con recesión, como condición para prestar a los gobiernos a fin de
que puedan pagar a los bancos. Todo ello bajo la amenaza de retirar la garantía
del fondo de estabilización europeo y sumir a países enteros en el caos. La
partida es fuerte y por ahora Merkel está ganando. Una a una las ovejas
descarriadas del Mediterráneo van entrando en el redil de la austeridad
germánica so pena de desuello. Pero ni así es seguro que sobreviva el euro.
Porque el aumento anunciado del Fondo de Estabilización hasta un billón de euros
fracasó porque no pudieron engañar como chinos a los chinos, de quienes se
esperaba una jugosa contribución. La respuesta de las economías emergentes en la
reunión del G-20 fue que no tenían por qué salvar a Europa. De ahí el intento de
que sea el FMI el que preste a corto plazo (hasta 600.000 millones a Italia). El
FMI no tiene suficiente dinero. Lo tendría que conseguir de los emergentes a
cambio de incrementar el poder de esos países en el Fondo. Larga negociación
mientras la economía se hunde. Y como ya nadie se fía de la deuda pública
europea, hasta la ultima emisión de deuda alemana la semana pasada fracasó en
los mercados. Los condicionamientos políticos de los avales del BCE y el Fondo
de Estabilización no los hacen creíbles en el mercado financiero generando una
incertidumbre que va secando el crédito internacional a bancos y gobiernos y
podría conducir a quiebras en cadena a corto plazo. Como la quiebra de algunos
bancos europeos y españoles parecía inminente, los seis grandes bancos centrales
han intervenido conjuntamente para inyectar liquidez en dólares, la divisa más
demandada, en el mercado interbancario dando oxígeno a la banca mientras los
políticos negocian.
Con este panorama, la inefable ministra de Economía en funciones sigue
insistiendo en que España es solvente y que el Fondo europeo es suficiente,
contra toda evidencia, como hizo Zapatero. Y tal vez esto es lo más nocivo de la
situación que vivimos. Se mantiene a los ciudadanos al margen de lo que de
verdad está pasando y no se les informa de qué alternativas tienen, so pretexto
de que no cunda el pánico. Pues sepan que es posible la desintegración del euro,
que en ese caso sus ahorros en euro-pesetas se devaluarían en 40% y que se
impondrían controles de cambios y restricciones de disponibilidad bancaria. Los
ricos y las grandes empresas ya han hecho sus provisiones al respecto, cambiando
en divisas o en oro o exportando capital. Pero el ciudadano de a pie sigue en la
oscuridad y sin poder proteger su menguante peculio por falta de instrumentos. Y
mientras tanto agoniza la economía real y se juega una peligrosa partida de
poder en la que el euro es un arma de dominación.
Manuel Castells, 'Deutschland über alles', La Vanguardia, 03/12/2011
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