El renaixement de la Metafísica (Víctor Gómez Pin).
He evocado ya aquí al personaje de Borges en El Hacedor que, guiado por la voluntad de tener una representación global del mundo, va forjando imágenes de regiones, valles, montañas, barcos, islas, instrumentos de conocimiento, estrellas o galaxias, para finalmente, cercana ya la hora de la muerte, descubrir que el laberinto de rasgos que ha venido forjando sólo designa la imagen de su rostro.
El intelecto avanza hipótesis sobre lo grande y sobre lo diminuto, sobre los astros y sobre lo que se encubre tras la forma de la carne o la forma de la piedra, y lo hace buscando una verdad que creía trascenderle. La ciencia ha de creer que en el hecho de conocer el intelecto no altera lo conocido; la filosofía surge como sospecha de que en realidad lo que el intelecto hace es forjar lo conocido. Pero resulta que en los albores del siglo XX la propia ciencia es conducida a hacer suya esta sospecha: sospecha de la imposible pureza de la naturaleza para el hombre; sospecha de que su contemplación de la misma se haya siempre mediatizada, no sólo por conceptos generales sino por principios ordenadores de tales conceptos.
Cuando la mecánica cuántica desarrolla sus tesis de base, obviamente la filosofía ya existe. Pero la novedad es que, a partir de las aporías de la mecánica cuántica, la filosofía parece surgir de nuevo con independencia de tal existencia, pues los físicos se hacen metafísicos eventualmente en la ignorancia de la metafísica existente.
Ciertamente los interrogantes que esos nuevos metafísicos avanzan estaban ya planteadas por Kant y tantos otros, pero no es lo mismo recogerlos como una tradición, descubrirlos en la escolástica textual (tan admirable por otra parte), que verlos surgir en uno mismo y dejarse llevar por el caudal que trazan, como un niño rehace la vida entera del lenguaje en el mero hecho de echarse a hablar. El lenguaje ya estaba ahí cuando el niño es introducido en el lenguaje, pero no obstante el niño empieza a hablar siempre por el principio. En los albores del siglo XX la metafísica asistía a un renacer, y no es un azar si en ese renacer uno de sus mayores protagonistas (Schrödinger) vuelve la mirada a Jonia.
Pues en la trasformación que supuso para la ciencia misma dar el paso a la filosofía, en el hecho de que ciertos pensadores pasaran de contar entre los primeros científicos a contar asimismo entre los primeros filósofos, reside lo radicalmente novedoso de lo que acontece en Jonia, Tracia y la Italia meridional en la prodigiosa centuria que precede a la formación de la Academia platónica.
Víctor Gómez Pin, Asuntos metafísicos 81, El Boomeran(g), 15/01/2015
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