Ulrich Beck: "la confiança dels 'mercats' està per sobre de la confiança de les persones".
Ulrich Beck. Se diría que Merkel está empeñada en confirmar
las teorías de Max Weber sobre la ética protestante como acicate del
espíritu capitalista. Martín Lutero se moriría de risa viendo cómo su
tesis de que hay que sufrir para tener una vida mejor se ha convertido
en el fundamento de la política europea. Siempre bajo el manto de la
racionalidad económica.
P. ¿Pero es ideología?
R. La crisis actual no tiene una solución económica.
Si nos empeñamos en pensar así, no saldremos de esta. El nacionalismo
económico se está tornando en contra de los ciudadanos. Alemania nota la
crisis por el hundimiento de los mercados europeos. Los problemas de la
precariedad laboral, cada vez mayores, van a agravarse cuando nos
impacte de lleno la crisis.
P. ¿En Berlín cierran los ojos?
R. Tengo la sensación de que esto está cambiando y
de que las críticas empiezan a calar, también en los medios alemanes.
Pero hasta ahora es cierto, estamos ante una política evangélica,
fundamentalista, de revelación. Como persona formada en la ciencias
naturales, Merkel parece incapaz de ver las consecuencias laterales de
su política. Sólo cuenta la meta. Pero parece que ignora que el proceso
está destruyendo las condiciones de la posibilidad de esta meta.
P. Cuando el ministro de Hacienda, Wolfgang
Schäuble, habla de la parte humana de la economía, se refiere a la
“confianza de los mercados”.
R. Confianza, moral, nunca falta eso. Ese es el
modelo, pero la realidad es otra, la de las consecuencias. Personifican
los mercados como sujetos terapéuticos a los que hay que mimar para que
no se nos pongan nerviosos o histéricos. A los mercados les sobran los
zalameros. Pero esto son brujerías retóricas para presentar ante los
legos un modelo financiero intrincado y opaco. La confianza de “los
mercados” prima sobre la confianza de las personas.
P. El euroescepticismo en Alemania crece solo
moderadamente. Muchos alemanes creen que Merkel y los rescates ayudan de
veras a sus socios.
R. Y lo que más sorprende es que la oposición no
pinche de una vez esa pompa de jabón. El problema es que las elecciones
se ganan sólo en casa. Merkel programa su política europea fijándose
como prioridad la política interior y los intereses alemanes.
P. La oposición socialdemócrata también está de
acuerdo con Merkel respecto a Francia. Todos insisten en que Hollande
aplique reformas.
R. Hay un consenso en que el éxito alemán de hoy se
debe a los recortes del canciller socialdemócrata Schröder. Este es el
núcleo. Creen que funcionó en Alemania y que tiene que ser bueno para
todo el mundo, también para Francia.
P. ¿Economía de vocación universalista?
R. Así es. Es una tendencia general alemana, en
filosofía y en todo. No nos damos cuenta de que nuestro universalismo es
casero. A los alemanes les cuesta relativizar.
P. Un mirarse el ombligo universalista.
R. Sí, pero con consecuencias para todos, porque se formula como puro racionalismo.
J. Gómez, "Alemania impone sus recetas con una plantilla moral", entrevista con Ulrich Beck, El País, 05/05/2013
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