Lògica humana i lògica de la naturalesa.
Desde los primeros pobladores humanos eusociales que han existido, hasta la actualidad, cuando el Homo sapiens es la única especie del género Homo
que vive en el planeta, han pasado más de dos millones de años. Una
serie de adquisiciones nos han permitido evolucionar, progresar y
desarrollarnos, hasta llegar a las sociedades de la revolución
científico técnicas actuales. Esto se ha producido en el marco de los
cambios climáticos y las transformaciones sociales discontinuas.
Nuestra capacidad para agregarnos ha sido nuestro éxito como especie;
ya lo habíamos comentado pero convienen recordarlo. De ser unas pocas
bandas concentradas en África hemos pasado a ser decenas de millones en
ciudades en el siglo XXI. A día de hoy, hemos formado auténticas redes,
con nodos en todos los continentes y hemos pasado de vivir en África a
vivir en Asia, en Europa, Australasia y América. Actualmente, ya no
existe ningún lugar de la tierra que no hayamos pisado y prácticamente
en todos ellos estamos viviendo o los visitamos. Ni el Ártico ni la
Antártida extrema se nos escapan, así como tampoco los desiertos más
indómitos.
Hemos monitorizado nuestro planeta, la biosfera esta controlada igual
que la hidrosfera, queremos saber como palpita el planeta en que
vivimos. Del interés de las bandas por conocer su entorno y saber qué
plantas y animales podían comer, hemos pasado a saber qué tiempo va a
hacer, cómo cambia la temperatura y la salinidad del mar e incluso
tomamos datos para pronosticar.
Con todo ello vemos que se trata del desarrollo y perfeccionamiento
de una misma idea, pues en el trasfondo de todo el incremento de
sociabilidad de nuestro género, el Homo, se encuentra la
evolución integrada, la retroalimentación que se ha producido entre
cerebro y extremidades que ha dado lugar al crecimiento y complejidad de
éste. La producción de herramientas y el transporte de materiales
gracias a la liberación de las manos por la posición erecta son, por lo
tanto, seminales.
Proceso de socialización
Con el conocimiento llegaría el fuego y su uso social, el lenguaje
que se retroalimenta con la reunión en hogares, más tarde el arte y el
hecho de acumular a los muertos que después se convertirá en hábito.
Todo un proceso de socialización exponencial que empujará al Homo sapiens a un paraíso de complejidad.
Hemos pasado de compartir la comida a disfrutar de una sociedad
compleja y adaptada. Sin embargo, aún no hemos encontrado el camino que
nos permitirá ser verdaderamente humanos. Este, seguramente, es el
camino que hemos de andar y no será fácil socializar la consciencia de
especie. Esta es una labor ardua porque significa el paso definitivo
hacia criterios humanos humanizados.
La selección natural se ha manifestado en forma de selección
individual y de grupo, pero también, junto con la selección técnica, ha
actuado desde que hemos sido capaces de organizar y vivir en la
complejidad. A medida que hemos podido, hemos intentado que la lógica
humana vaya imponiéndose sobre la lógica de la vida de la naturaleza. El
ser sociales nos ha hecho distintos como primates, pero además la
técnica ha permitido suavizar la presión selectiva y poner el grupo por
delante del individuo.
Los genes y la cultura, la cultura y los genes podrán ser modificados
con rapidez, de manera que el futuro de nuestra sociabilidad se verá
alterado por la aplicación del conocimiento y del pensamiento a la
autotransformación de nuestro proceso humano. El pensamiento y la acción
científico técnica, que emergió y se socializó gracias a la
sociabilidad exponencial del Homo sapiens, servirá para su transformación probablemente en otra especie transhumana.
Eudald Carbonell, Evolución y sociabilidad, Sapiens, 05/05/2013
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