No és equiparable la propietat intel.lectual a la propietat física.
by Vanden Broeck |
El aire, la biodiversidad, el genoma, el lenguaje, las calles, Internet...
Los bienes comunes no nos rodean. Nos atraviesan y constituyen, nos hacen y
deshacen. De todos y de nadie, sostienen el mundo, son el mundo. En el cuidado y
enriquecimiento del procomún nos jugamos la vida misma. Es un asunto demasiado
importante como para dejarlo en manos del Estado o del mercado. Nuestro desafío
es hacernos cargo en común de un mundo común.
La lógica privatizadora (patentes, copyright restrictivo, industria
cultural...) solo beneficia a una estrecha minoría. Desde el crowdfunding
hasta la ciencia abierta, desde el copyleft hasta las plataformas en
defensa del agua, desde la Puerta del Sol hasta Zuccotti Park, una constelación
amplísima de comunidades en movimiento ensayan hoy otros modos de producir,
decidir y convivir. Abiertos y colaborativos, incluyentes, acogedores y
sostenibles, ni estatales ni privados (aunque no necesariamente antiestatales ni
antimercantiles). Por y para el 99%, como dice el movimiento norteamericano
Occupy.
Pero ajenos a la belleza de la cooperación, desde arriba nos repiten que lo
común es un caos y hay que regularlo, como si la alternativa estuviese entre la
ley Sinde o la guerra de todos contra todos. Hacen trampa: la
constelación del procomún inventa sus propias formas de autorregulación (como
Creative Commons). No autoritarias, sino horizontales, comunitarias,
distribuidas. Lo que ocurre es que no tienen apenas amparo institucional, suelen
ser invisibilizadas, trabadas por los marcos jurídicos, criminalizadas
incluso.
Lo público-estatal solo puede recuperar su función al servicio de las
personas si deja de subordinarse al mercado y apoya los procesos de
autoorganización social de lo común. No apuntan por ahí los artículos sobre la
ley Sinde y el 15-M con los que se ha ganado los galones el nuevo
ministro de Cultura. Otra vez los tópicos sobre la convivencia y la creación
cultural en peligro. La torpe equiparación de la propiedad intelectual con la
propiedad física y, por tanto, de la copia con el robo. Los clichés
denigratorios ("nuevos bárbaros", "papilla anarco-comunista iletrada"). El PSOE
propuso más de lo mismo y acabó como acabó. En provecho de todos, ¿por qué no
atreverse a escuchar, pensar y explorar otras vías?
Amador Fernández Savater, En provecho de todos, El País, 28/12/2011
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