La desídia de l´esquerra i la dreta seductora.
Alexis de Tocqueville |
Se titula El Monstruo amable: Perché l'Occidente non va a sinistra y
es la más despiadada reflexión que puede hacer un intelectual de izquierdas en
contra de sus compañeros de partido, movimiento o corriente de opinión.
Sostiene Simone que la izquierda europea lleva tres décadas sin comprender
los cambios que han alterado la faz del mundo y que esta ignorancia está en el
origen de su terco fracaso. Una grave carencia intelectual y una empecinada
miopía política ha lesionado gravemente su influencia y desprestigiado la
autoridad de su proyecto histórico.
Las causas de este extravío son innumerables y las cita Simone con
destemplado fastidio: la izquierda no se ha querido purgar moralmente por su
complicidad con los regímenes mediocres, criminales y despóticos de los "Países
del Este", ha fomentado indolentemente la perversión burocrática de sus partidos
y sindicatos, se ha despellejado a sí misma en feroces rivalidades sectarias, se
ha puesto en evidencia con la extravagante ambición de sus líderes, se ha
enredado en las luchas intestinas de las camarillas nepotistas, los grupúsculos
de poder y las repugnantes nomenclaturas, ha distorsionado con su demagogia
oportunista el lenguaje corriente que le servía para comunicarse con la
sociedad, la insuperable cortedad intelectual de sus grupos dirigentes ha
impedido formular ideas coherentes sobre los terribles cambios que se avecinaban
y que finalmente han tenido lugar, se ha conformado administrando tejemanejes,
nombramientos, poltronas y licitaciones...
En suma, se ha negado a sí misma y ha consentido que sus ambiciones
históricas fueran desmanteladas, arrinconadas o edulcoradas. Mientras tanto, un
poderoso movimiento cultural y económico, ubicuo, amigable, inaprensible,
moderno y afable, al que Simone llama la Neoderecha, ha impuesto al mundo los
valores que hechizan, seducen y conquistan el corazón de una multitud
disgregada, excitada y egoísta. Es la Neoderecha del Archicapitalismo la que ha
transformado a la sociedad en una masa de público y clientes exentos de
vergüenza y compasión y dispuestos a consumir, desear, endeudarse, divertirse y
entusiasmarse en un mercado concebido para satisfacer el más mínimo de sus
impulsos.
Con impecable argumentación y ritmo trepidante, el breve ensayo de Simone
deja estupefacto al lector y mientras ridiculiza la arrogancia de una izquierda
ajena a la envergadura de su catástrofe, dibuja el más desolador panorama que
podemos imaginar para el inminente futuro de nuestro mundo.
Cita a Ortega, Passolini, Guy Debord, Hanna Arendt y Spinoza y descubre en el
deslumbrante informe publicado en 1840 por Alexis de Tocqueville (La
democracia en América) unos reveladores y preocupantes fragmentos
proféticos.
Tocqueville "traza hasta el detalle los rasgos de un despotismo del futuro",
vislumbra una figura dotada de un poder que nunca se había visto en siglos
pasados, un poder capaz de "descender al lado de cada individuo para dirigirlo y
guiarlo", un despotismo benigno que "degradará a los hombres sin atormentarlos",
un tipo de opresión que no se asemejará a nada de lo que la ha precedido en el
mundo.
La cosa es nueva, dice Tocqueville, y por tanto es necesario hacer un
esfuerzo para definirla, dado que no consigo denominarla: "veo una
multitud innumerable de hombres similares e iguales que dan vuelta sin tregua
sobre sí mismos para procurarse pequeños placeres vulgares con los que dan
satisfacción a su alma"; sobre ellos "se eleva un poder inmenso y tutelar,
absoluto, minucioso, regular, previsor y amable que busca fijar a los hombres en
la infancia; que quiere que los ciudadanos lo pasen bien, siempre y cuando no
piensen en otra cosa que pasarlo bien.
Este poder no quiebra sus voluntades, las ablanda..."
Basilio Baltasar, La profecía de Alexis de Toqueville, El Boomeran(g), 27/01/2012
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