La situació de la dona en el 2016.


1.¿Sabían que el suicidio es la primera causa de muerte de las muchachas de entre 15 y 19 años en todo el mundo salvo en África, donde el parto y el SIDA siguen siendo los principales factores? Sueños que se rompen con matrimonios forzados, como el de “cásate y sé sumisa”; los malos tratos; y la discriminación inherente al sistema patriarcal del mercado, empujan a miles de chicas de la clase media a acabar con sus vidas —a veces optan por una de las vías más terribles, como la de quemarse a lo bonzo—. En cambio, la muerte violenta de los varones de la misma edad se debe, en la mayoría de los casos, a accidentes de tráfico.

Por si no se han estremecido con esta información, escuchen esta otra: Amnistía Internacional ha pedido la legalización del negocio de las chicas desechables para las mafias, ahora que en el mercado mundial hay un excedente de cientos de miles de niñas huérfanas y secuestradas, provocado por las guerras e imposible de ocultarlo. Pronto pedirán a Boko Haram el carné de ‘trabajadora sexual’ para las niñas nigerianas prostituidas.

2. En Rusia, el país que tras la fundación del socialismo en 1917 fue el primero en reconocer amplios derechos de la mujer, nadie considera como un delito la violencia ejercida contra la mujer dentro del hogar, a pesar de que cientos de esposas son asesinadas en ésta ‘Santa Rusia’ cada año. Éste Estado, a pesar de contar con mujeres como Valentina Matvienko (presidenta del Consejo de la Federación de Rusia), o Elvira Nabiullina (la máxima responsable del Banco Central de Rusia y la primera mujer al frente de un organismo financiero del G8), ocupa el lugar 98 en el ranking mundial en cuanto a la participación de la mujer en la política.

3. En EEUU, las mujeres de la clase trabajadora temen a que el próximo representante de la Casa Blanca derogue la Ley de Asistencia Asequible, conocida como Obamacare, que garantiza la cobertura de los servicios básicos (mamografías, anticonceptivos de bajo coste o atención prenatal) y evita las dramáticas consecuencias de la ausencia de la atención médica en la vida de 45 millones de ciudadanos. Si un tal Donald Trump, que llamó a las mujeres —¡blancas!— “cerdas, perras, gordas y animales repugnantes” llegase a ser el presidente, sería una muestra más de la eficacia de los sofisticados mecanismos del lavado de cerebro del electorado femenino, enajenado y aliñado acorde a la religión y a la normalizada cultura machista. Las mujeres en las elecciones de EEUU carecen de voz propia, y por ello, Hillary Clinton no es más que otro rostro del capitalismo belicista más misógino.

4. En Afganistán, donde existe un infierno creado por la OTAN y los talibanes, la esperanza de vida de sus mujeres es de 45 años. El año pasado se registraron 5.132 casos de violencia machista, un 5% más que el año anterior: 826 mujeres asesinadas, 2.400 violaciones, 75 secuestros, 2.000 casos de golpes y patadas y unas mil jóvenes fugadas de sus hogares para convertirse en niñas-esposas —algunas terminaron subastadas en mercados públicos—. Ellas forman parte de las mil millones de mujeres del planeta que han vivido el maltrato y de las 120 millones de menores que han sido violadas y vendidas.

5. En el Sahara, debería de sorprender que ciertos clanes de un pueblo que lucha por su libertad sean capaces de privar de la misma a seres tan queridos como sus propias hijas: Koria Badbad, Darya Embarek, Maaluma Takya, o Nahjiba Mohamed son sólo cuatro casos conocidos de jóvenes secuestradas por sus familias biológicas, que han sido castigadas por rebelarse contra las tradiciones reaccionarias que consideran a la mujer objeto sin tener derecho a la autonomía física e intelectual. Hay quien defiende esta aberración bajo el pretexto de la ‘multiculturalidad’ o la ‘relatividad cultural’ ignorando que:

  • La cultura del grupo está marcada por los intereses de las élites políticas y religiosas, el dominio de una clase sobre otra y el de los hombres sobre las mujeres; si no, lean los cuentos tradicionales.
  • Una cultura que casa a las niñas de ocho años, o legitima la pena de muerte, obviamente, no tiene el mismo valor que aquel que protege a sus integrantes de abusos, violaciones y sufrimiento; poporcionándoles medios y recursos para defenderse.
  • Las culturas están repletas de irracionalidades e incluso santifican el racismo, el machismo o el especismo.
  • La cultura no es un ente hermético, inmóvil y uniforme. Tiene que evolucionar. Si no lo hace, debería hacerlo a través de las ‘leyes catalizadoras’.
  • Las personas que nacen en una cultura deben tener libertad para cuestionarla. Es más, es su deber sacudirla de supersticiones, intereses infames, represiones, etc. ¿Hay que respetar a unos padres que intentan curar a sus hijos enfermos con el vudú en vez de utilizar la medicina científica?
  • Hay unos valores comunes y absolutos compartidos por todas las sociedades que garantizan la supervivencia de la especie, como lo han sido el “no matarás al prójimo” y el “no mentirás”. Buscar el bienestar material y paz interior es instintivo; es propio del ser humano.
6. En Arabia Saudí, las mujeres son raptadas por los hombres y el Estado. El régimen fundamentalista ha intentado barnizar su sistema de ‘Apartheid de género’, autorizando a las mujeres a participar en las elecciones municipales. Con ello, se lavaba la cara ante la opinión pública mundial, introducía a varias integristas afines en los concejos municipales y estrenaba la perversa táctica de utilizar a la ‘mujer contra la mujer’. Allí, a las insumisas se les aplica la Ley Antiterrorista.

7. En Suecia, la ministra de Asuntos Exteriores Margot Wallström, sigue sonrojando a sus anclados colegas europeos. Convirtió a Suecia en el primer Estado de la Unión Europa en reconocer el Estado Palestino, y lanzó duras críticas al régimen de Arabia Saudí por pisotear los derechos humanos, suspendiendo la venta de armas a aquellos jeques. La promotora de la ‘Política Exterior Feminista’, busca una manera de prevenir las guerras, abolir los modelos sexistas de dominación entre los Estados, e incluir a las mujeres en los procesos de paz. Ella sabe que la relación entre la guerra y el afán de los Estados por controlar el cuerpo y la vida de la mujer es directa, y no sólo por la militarización de la violencia de género, sino también porque ambos nacen de la idea de concentrar el poder en manos de una élite, y su ejercicio contra los más ‘débiles’.

8. Este año se inventó en Japón una nueva modalidad de pederastia: pasear con una colegiada. Cientos de niñas de entre 14 y 15 años, de la clase trabajadora, han sido reclutadas para acompañar a los hombres de mente pervertida —que pagan 37 euros a los chulos— durante una media hora de paseo con derecho a manosearlas.

9. En Emiratos Árabes Unidos, el auge de la industria petrolífera y la llegada de millones de hombres inmigrantes ha convertido al país en uno de los principales destinos y una de las principales rutas de tránsito de mujeres y niñas secuestradas y/o engañadas para su explotación en el negocio redondo de la prostitución; en vez de progresar como Estado.

10. En Irán, uno de los primeros países del mundo en celebrar el 8 de marzo, allá en 1911 —y prohibirlo, desde 1979—, las mujeres se han opuesto a las medidas pronatalistas del Gobierno e, incluso, a contraer matrimonio. Que la población envejezca no preocupa a aquellas que practican la ‘rebeldía de las solteras’, rompiendo con el ‘destino bilógico’ de la mujer que ha servido a los mandatarios para regular la población en función de las necesidades demográficas del poder. En otro país de Oriente Próximo, Israel, la esterilización forzosa de cientos de mujeres judías-negras cumplía las expectativas racistas de sus gobernantes.

11. En Asia Central, donde las repúblicas ex soviéticas fueron los primeros países “musulmanes” en legalizar los derechos políticos, económicos y sociales de la mujer, el 8 de marzo sigue siendo una fiesta nacional, en la que las mujeres reciben regalos, no sólo de los hombres, sino también del Estado: en Turkmenistán, cada mujer ha recibido 40 manat (equivalente a 11 euros) en reconocimiento a sus esfuerzos por mantener el funcionamiento del país ahora que miles de hombres han emigrado en busca de trabajo. La aparición del fenómeno de ‘Business lady’, gerentes de fábricas y talleres, no ha paralizado, por otro lado, la expulsión de las mujeres embarazadas de sus puestos de trabajo. Que no nos engañen si mañana la diseñadora de joyas Gulnara Karimova, hija del caudillo multimillonario de Turkmenistán, se convierte en la presidenta del país. En Uzbekistán y Tayikistán, desde el derrumbe de la URSS, la situación de las mujeres ha empeorado aun más y a todos los niveles: los maridos emigrados rehacen su vida en el país de acogida, las abandonan con los hijos, y éstas, sin embargo, no reciben ninguna ayuda del Estado.

12. En Turquía, país que ocupa el puesto 120 —de 136— en el Índice Global de Brecha de Género, brilla la diputada Figen Yüksekdağ Amento, copresidenta del Partido Democrático del Pueblo y editora de la revista Mujer Socialista. En medio del asalto de Erdogan a las fuerzas progresistas, ella proclama el fin de la intervención de Turquía en la guerra contra Siria y denuncia sus nefastas consecuencias sobre los derechos de la mujer en ambos países.

Panorama sin brillo por falta de una organización efectiva a nivel internacional, en defensa activa de los derechos de la mujer. Mientras tanto, que no nos arrebaten el derecho a patalear.

Nazanín Armanian, El drama de la mujer en el mapa, Público 22/03/2016

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