Veure 'La vida de Brian' en Setmana Santa.
El humor de los Monty Python es bastante especial, sí. Probablemente, alguien que no es capaz de reírse con el surrealista festival gore de 'La pasión de Cristo' nunca podría disfrutar con La vida de Brian. No es una típica comedia, es más bien un festival del absurdo, una macedonia de flema británica y agua bendita hirviendo mezclada con la payasada más simple. Una peculiar ruta para hacer reír que no será para todos los gustos, pero que genera una conexión de tú a tú con determinado espectador: el que es capaz de captar todos los guiños y referencias y, al mismo tiempo, disfrutar del chascarrillo tonto de los juegos de palabras del inglés más profano (muy recomendable hacerse con la versión original).
La polémica asociada a la película surgió ya antes de comenzar la producción. El contenido 'blasfemo' del guión hizo que los productores retiraran su apoyo al filme. Gracias a George Harrison (sí, sí, el Beatle) que quería ver una película así en el cine, los cuatro millones faltantes para comenzar a rodar llegaron a tiempo. Y es que el presupuesto iba a condicionar el look y la credibilidad del contexto histórico, que estaba en manos de Terry Gilliam. Este se esforzó en que los detalles de la época estuvieran a la altura de cualquier filme religioso considerado 'serio'.
El resultado es que algunos detalles son bastante más certeros a la hora de recrear la verdadera situación del pueblo de Judea que la mayoría de producciones sobre Jesús que se habían hecho hasta ese momento. Para ello, John Cleese y compañía hicieron un profundo estudio de las escrituras y libros relacionados, por lo que el acabado es aproximado, denso y rico en detalles. Respecto a esto, el director de la famosa cadena BBC aseguraba que la película sería un fracaso absoluto si se estrenara entre la audiencia actual, ya que la mayoría se perdería la mayor parte de las bromas y situaciones que requieren conocer el material de partida de la Biblia.
Sin embargo, la intención del grupo nunca fue hacer mofa de Jesús, puesto que al leer sobre él se dieron cuenta de que lo que decía era esencialmente bueno. Pese a esto, hacer bromas con material religioso siempre trae consigo algún revuelo en la iglesia, y en su momento generó una obvia repulsa automática por los obispos británicos. Incluso llevaron el debate a la televisión británica en unhistórico mano a mano con los Python.
Es increíble que más de 35 años después el debate sobre el uso satírico de las creencias religiosas siga en plena ebullición, con consecuencias tristemente más dramáticas y grotescas a día de hoy.
La vida de Brian hace un paralelismo con hechos de sobra conocidos en la vida de Jesús, pero más que ridiculizarlos, incide en el hecho de que su mensaje está malinterpretado y utilizado. Quizá el momento que mejor resuma el espíritu crítico de la película es aquel en el que Brian explica a sus repentinos seguidores que no es ningún Mesías y que no tienen por qué seguir a nadie, que cada uno es un individuo, a lo que la plebe responde a coro: "¡Sí, somos todos individuos!". El sketch contiene un estudio del comportamiento de las masas que puede ser aplicable a cualquier situación histórica, extrapolable a la situación de opresión romana o también a las crisis económicas actuales y partidos salvadores. En definitiva, la naturaleza borreguil del ser humano y su facilidad para adoptar nuevos líderes (religiosos o políticos) sin cuestionar su propia validez como sujetos.
Lo importante de Brian y de su mensaje es que, por una cosa o por otra,sus gags están ya en el subconsciente colectivo. Son tan míticos que no podemos evitar recitar sus frases más famosas antes de que a los propios personajes de la pantalla les dé tiempo a decir: "Pijus Máximus". Volver a sonreír aunque ya sepamos que la pared va a quedar llena de "Romanos, marchaos a casa". O que incluso sigamos disfrutando y silbando con una escena, tan retorcida y sádica en realidad, como la de la crucifixión, con su inesperado y abstracto mensaje final.
Jorge Loser, Y al tercer día, Brian resucitó, gonzoo.com, 02/04/2015
Comentaris