Venen temps difícils per a la veritat.
La historia de la humanidad —la de su progreso— está ligada a la lucha contra la ignorancia, a desafiarla, a vencerla gracias al conocimiento y al descubrimiento de los otros, de los confines, de los diferentes, de los hallazgos. Alain Corbain, en Terra incognita. Una historia de la ignorancia de los siglos XVIII-XIX, nos relata apasionadamente cómo nuestros antepasados desentrañaron los secretos de la Tierra que nos maravillaban o nos retaban. Hoy, ese mundo por el cual la verdad —descubrirla— era el motor del progreso de la humanidad parece estar cuestionado por abandono.
La ignorancia como refugio y como renuncia nos invade y atrapa. La política reaccionaria —la que se nutre de la división polarizada—, junto con la descomunal industria digital de las apariencias superficiales, utiliza el miedo al saber o la comodidad de los prejuicios como el caldo de cultivo de sus atajos reaccionarios. La simplicidad atractiva de las medias verdades, de los clichés estigmatizadores, de los bulos virales, nos aleja cada vez más de la verdad como ordenadora de la vida. Ahora, lo que cuenta es mi verdad. La verdad subjetiva.
Vienen tiempos difíciles para las verdades objetivas, las colectivas, las que pueden administrar nuestras tensiones y conflictos gracias a su naturaleza pura, como si fuera una materia prima no contaminada de subjetivismo. Solo podremos superar esta neblina mental con un esfuerzo personal e intransferible por seguir luchando contra la ignorancia por muy protectora y confortable que sea.
Antoni Gutiérrez-Rubí, La protección de la ignorancia, gutierrez-rubi.es 27/12/2024
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