Quan et creus en possessió de la veritat.





El poder por sí solo no es un indicador suficiente de rectitud. Podemos ver a la gente inclinarse ante el poder por miedo o sobrecogimiento, pero ceder ante el poder no es lo mismo que reconocer que es legítimo o que es justo.

La idea de que lo justo merece el poder es diferente e incluso puede ser más destructiva. Apela a nuestra ambición a través de nuestra virtud, que es lo que la hace especialmente traicionera. Enmascara su oscuridad. Comienza con la idea de que si crees que tus ideas son justas y correctas, entonces es un problema para todos que no estés al mando.

En ese contexto, tu propia voluntad de poder se santifica. Es una prueba no tanto de tu propia ambición, sino de tu amor por la comunidad. Quieres lo mejor para tus vecinos, y lo mejor para tus vecinos eres tú.

Las objeciones prácticas a esta mentalidad son bastantes. ¿Cómo podemos estar tan seguros de nuestra propia rectitud? Aunque tengamos razón o una visión superior de la justicia en comparación con nuestros oponentes, la búsqueda del poder puede anular la búsqueda de la justicia.

Los ejemplos históricos son demasiado numerosos para enumerarlos. Dale a un hombre una espada y dile que defiende la cruz, y el daño que puede hacer no tiene fin.

David French, ¿Por qué muchos cristianos son tan crueles?, The New York Times 24/12/2024

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