El que necessiten els demòcrates nord-americans: reivindicar a John Rawls





En su tratado Teoría de la justicia, publicado en 1971, Rawls expuso una visión humana e igualitaria de la sociedad liberal, una alternativa tanto a la mezcla tóxica de economía neoliberal y política identitaria que ha dominado el pensamiento demócrata en las últimas décadas como al antiliberalismo pesimista que prevalece entre algunos sectores más radicales de la izquierda. En este momento de crisis para el liberalismo, ofrece un recurso incomparable, y hasta ahora en gran medida desaprovechado, para dar forma a una política progresista de amplia base y genuinamente transformadora, no solo para los demócratas, sino también para los partidos de centro-izquierda a escala internacional.

La filosofía de Rawls, quien murió en 2002, no se basa en el interés propio y la competencia, sino en la reciprocidad y la cooperación. Su idea más famosa es un experimento mental: si quieres concebir una sociedad justa, ponte un “velo de ignorancia”. Es decir, plantéate cómo organizarla si no conocieras tu posición: tu raza, religión o situación económica.

Es una idea intuitiva, similar al clásico escenario de cómo podrías cortar un pastel de forma más justa si no supieras qué trozo te tocaría al final. La idea resuena ampliamente, ya que es, en efecto, una versión política de la regla de oro —“Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”— que, de alguna forma, se encuentra en todas las tradiciones culturales y religiosas.

Rawls sostenía que deberíamos elegir dos principios rectores para diseñar las instituciones políticas y económicas fundamentales de la sociedad, su “estructura básica”. En primer lugar, todos los ciudadanos deben ser libres de vivir de acuerdo con sus propias creencias y de participar en política como auténticos iguales. En segundo lugar, debemos organizar nuestra economía para lograr la igualdad de oportunidades y una prosperidad ampliamente compartida, solo tolerando las desigualdades cuando mejoren las perspectivas de vida de los menos favorecidos.

Tan elevados principios pueden parecer alejados de la realidad y, dado su alto nivel de abstracción, no es de extrañar que liberales, conservadores y socialistas hayan citado en ocasiones a Rawls o incluso lo hayan reclamado como uno de los suyos. Aunque no es inmediatamente obvio cómo poner en práctica sus ideas, esto está empezando a cambiar, ya que un número creciente de economistas progresistas, entre ellos Joseph Stiglitz y Thomas Piketty, buscan inspiración en este autor.

Aunque Rawls era un idealista, también era un realista, y sostenía que una sociedad organizada según sus principios no solo sería justa, sino también estable. Su libro de 1971 contiene una advertencia notablemente clarividente de que una sociedad profundamente desigual como la actual en Estados Unidos, en la que el éxito económico se equipara a la valía individual, conduciría a una política del resentimiento que podría amenazar la supervivencia de la propia democracia liberal. La solución no es simplemente una mayor igualdad material, sino garantizar la dignidad y el respeto por sí mismos de los menos favorecidos.

Daniel Chandler, Los demócratas están en problemas. Este hombre puede salvarlos, The New York Times, 25/11/2024


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