John Locke: propietat i consciència.


De hecho la idea de la propiedad nace de la propiedad sobre la conciencia. Es decir, el liberalismo surge ante el fracaso de la tolerancia para salvaguardar la conciencia individual, de tal modo que la libertad de conciencia se transforma en una propiedad, en algo indisponible por parte de aquel que deba respetarla y disponible estrictamente para aquel que es dueño de ella. En ese sentido, la propiedad tiene unas raíces que desde la conciencia se proyectan sobre la construcción de la identidad y que sugieren que, por ejemplo en el caso de Locke –que es paradigmático–, el hombre empieza siendo propietario de sí mismo, propietario de su conciencia, propietario de su conocimiento y de su dignidad y de su sentido. Asume una reflexión moderna, ilustrada, y a partir de ahí va estableciendo una serie de consecuencias que van proyectándose de lo inmaterial y espiritual hacia lo material y físico. De alguna manera, el pensamiento liberal nace primero como un pensamiento asociado a la libertad de la conciencia, pero acaba convirtiéndose en un pensamiento que defiende la libertad económica, consecuencia marginal de la primera. En ese sentido la propiedad es lo propio, lo de uno mismo. Y empieza desde la conciencia y se va proyectando hasta acciones entre las cuales está la apropiación de bienes, la circulación de estos o el intercambio de servicios.

José María Lassalle, El liberalismo ayer y hoy, entrevista de Ramón González Ferriz, Letras Libres, Enero 2011

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