Derivats financers i crisi alimentària.
Entre 2007 y 2008, los precios mundiales de los alimentos se dispararon. El
número de personas viviendo en la extrema pobreza alcanzó los 150 millones. La
ONU encargó a Oliver De Schutter una investigación sobre las causas de esta
crisis alimentaria. La conclusión de su informe es estremecedora: potentes
especuladores internacionales provocaron una enorme burbuja en el mercado
mundial de alimentos.
En este post vamos a explorar la responsabilidad de algunas instituciones
financieras en semejante catástrofe humanitaria. Veremos cómo Goldman Sachs jugó
un papel central. Pero, antes de nada, necesito introducir un concepto
importante: “los derivados financieros”.
¿Qué son los “derivados
financieros”?
En las noticias sobre la crisis bancaria seguro que habéis escuchado el
término “derivados financieros”. Pero, ¿qué es un “derivado
financiero”? Vamos a verlo con un sencillo ejemplo.
Un ejemplo de “derivado
financiero”
Imaginemos a un agricultor que produce trigo y a un panadero que necesita el
trigo para hacer pan.
El precio del trigo fluctúa con el tiempo. Ni el agricultor sabe por cuánto
podrá vender el trigo en el futuro, ni el panadero sabe cuánto le costará
comprarlo. Por ejemplo, si dentro de una año hay una gran sequía, la cosecha
será escasa y el precio del trigo aumentará.
La mayor preocupación del agricultor es que el precio del trigo
baje. Imaginad que compra semillas y tractores calculando que podrá vender
cada tonelada de trigo por 100 euros y unos meses después, cuando termina la
cosecha, en el mercado sólo le pagan 5 euros. ¡Desastre!
Al contrario, lo que más preocupa al panadero es que el precio del trigo
suba. Imaginad que invierte dinero
en su panadería calculando que podrá comprar el trigo a 100 euros y unos meses
después resulta que vale 200. ¡Desastre!
Como los riesgos del agricultor y del panadero son complementarios (el
agricultor teme que baje el precio del trigo y el panadero teme que
suba), ambos pueden protegerse firmando un contrato que diga:
“Yo (agricultor) me comprometo a venderte una tonelada de trigo por 100
euros dentro de 9 meses. Y tú (panadero) te comprometes a comprármelo.”
Este contrato es un ejemplo de derivado financiero. Un derivado es un
instrumento cuyo valor depende del precio de un bien subyacente. En nuestro
ejemplo, “el instrumento” es el contrato de compra-venta y el “bien subyacente”
es el trigo.
Hasta aquí, los derivados financieros pueden ser muy beneficiosos para la
economía: al disminuir los riesgos, panaderos y agricultores pueden invertir en
sus negocios sin temer la bancarrota si un año llueve un poco más o menos de lo
habitual.
Goldman Sachs y los grandes especuladores
entran en escena
Sigamos con nuestro ejemplo donde teníamos panaderos y agricultores. Ahora
introducimos unos participantes nuevos: los especuladores.
Al contrario que panaderos y agricultores, los especuladores ni producen
trigo ni necesitan trigo. Sin embargo, en su justa medida, los
especuladores benefician tanto a los panaderos como a los agricultores. Por
ejemplo, imaginad que un agricultor produce 100 toneladas de trigo al año.
Tendría que encontrar a muchos panaderos para vender la totalidad de su cosecha
y firmar un contrato diferente con cada uno de ellos. Para el agricultor es más
sencillo vender su trigo a un especulador, quién, a su vez, asume el riesgo de
encontrar a los panaderos. Dicho en la jerga económica: “los especuladores
proporcionan liquidez al mercado”.
La crisis alimentaria estalló cuando un “invento” de Goldman
Sachs junto a un cambio legal en EEUU provocó que los grandes especuladores se
convirtieran en los únicos jugadores relevantes en el mercado de
alimentos.
Allá por los 90, los banqueros de Goldman Sachs se inventaron un derivado
financiero sobre un índice que mezcla los precios de 24 materias primas, entre
ellas, el café, el trigo, el maíz y la soja (“Goldman Sachs Commodity Index”).
En 1999, la agencia norteamericana encargada de vigilar este tipo de productos
financieros decidió desregularlos, permitiendo a los especuladores ciertas
operaciones antes prohibidas (en particular, las llamadas “posiciones a
largo”).
Goldman Sachs diseñó su derivado financiero para los inversores que buscaban
“aparcar” su dinero. Los alimentos parecen la apuesta perfecta: las empresas
tecnológicas pueden quebrar si la competencia inventa un producto mejor, pero la
humanidad siempre necesitará comida. ¿Qué mejor lugar para
invertir?
La desregulación provocó un enorme flujo de capital hacia los derivados sobre
alimentos. Se calcula que entre 2000 y 2008, la inversión en estos productos
financieros se multiplicó por 50. La consecuencia fue una tremenda burbuja:
cuanta más demanda para derivados financieros sobre alimentos, más sube el
precio futuro de los alimentos y cuanto más sube el precio futuro de los
alimentos, más demanda para los derivados. La crisis financiera no ha frenado
esta tendencia: los alimentos siguen siendo un “valor seguro” para los
especuladores (ver esta gráfica).
Permitidme terminar con el esclarecedor testimonio ante el Senado
estadounidense de Michael W. Masters, ex-manager de un hedge fund que especula
en el mercado de los alimentos:
“En este mismo momento, hay cientos de miles de millones de dólares
preparados para entrar en los mercados de las materias primas. Si no se toma una
acción inmediata, los precios de la energía y los alimentos seguirán subiendo.
Esto podría tener consecuencias catastróficas para millones de consumidores
estadounidenses. Y podría significar, literalmente, la muerte por inanición de
millones de personas en los países más pobres”.
Nota.- Si estáis interesados en este tema, os recomiendo: 1)
El informe de Oliver de Schutter para la ONU, 2) Este artículo de Frederik Kaufman en Foreign Policy y 3) El testimonio completo de Michael W. Masters ante el senado
norteamericano.
Alberto Sicilia, Cómo Goldman Sachs creó una crisis alimentaria internacional, Público, 03/09/2012
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