El projecte independentista de CIU: Barcelona World.
De Sheldon Adelson a Enrique Bañuelos, salir del fuego para caer en las
brasas. El Gobierno de CiU tiene una innegable querencia por el capitalismo
canalla. De Massachusetts al modelo valenciano Zaplana-Camps, pasando por Las
Vegas, una trayectoria descendente donde las haya. El presidente Mas convirtió
en proclama que su Gobierno quería ser amigo de los empresarios. Sí, pero hay
amigos y amigos. Y, finalmente, por sus amigos les conoceréis.
Cataluña acababa de librarse de Eurovegas. Mucha gente lo vivió con alivio:
nos quitábamos de encima un proyecto muy contaminante, que se movía en
territorios fronterizos entre el negocio y la opacidad, que pretendía instalar
un espacio de excepción legal en plena área metropolitana de Barcelona. Todo
ello desde la arrogancia de quien se sitúa por encima de la ley y exige a los
Gobiernos que se pongan a su servicio.
Que Eurovegas vaya a Madrid es una buena noticia para los catalanes, y una
mala noticia para el Gobierno, que se implicó más allá de lo razonable en el
cortejo del inefable Adelson. Con el acompañamiento de algunos distinguidos
miembros de la llamada sociedad civil, el Gobierno dio un espectáculo nada
edificante de humillación a los pies de un ciudadano americano cuya biografía
ofrece de todo menos honorabilidad. Tanto aparato, sin embargo, no sirvió para
que el proyecto encontrara un apoyo decidido en la sociedad. Y esto ha pesado en
la decisión final. Se entiende que el Gobierno se sienta despechado después de
haber jugado tan fuerte por un proyecto en que ni siquiera en su seno tenía
unanimidad. Pero, del no de Adelson, el Gobierno habría podido extraer una
conclusión positiva: el empresario americano ha preferido un sitio —Madrid— en
el que intuye que podrá hacer y deshacer a su antojo. Es decir, el Gobierno
podía argumentar que Adelson no viene porque entendió que aquí no consiguiera
todo lo que quisiera. Sin embargo, en la frustración, ha preferido improvisar la
puesta en escena de un nuevo proyecto. Y ha encontrado al broker
Enrique Bañuelos como bufón del espectáculo. Cabía esperar que el Gobierno
catalán recuperara sus acentos iniciales. Que para contrarrestar Eurovegas
reimpulsara la apuesta por los proyectos de alta gama, en conocimiento, en
tecnología, con carga de valor añadido. Pues no, ha optado, probablemente,
porque es lo único que tenía a mano, por seguir cuesta abajo.
¿Recuperar a Bañuelos, en este momento? Bañuelos es un icono de la peor
cultura especulativa del ladrillo. Un hombre que hizo fortuna como comisionista
de terrenos, a la sombra del modelo valenciano del PP, con una espectacular
subida y una fulgurante caída. Astroc es el nombre que por sí solo recuerda
todos los desastres urbanísticos que llevaron hasta la situación actual. Y ahora
el Gobierno catalán acoge con todos los honores a este personaje para salvar la
cara de un fiasco anunciado. ¿Este es el plan para después de la crisis: volver
a las andadas como si nada hubiera pasado?
¿Qué es Barcelona World? En realidad, hoy por hoy, solo es una opción de
venta por dos años de unos terrenos de La Caixa a una empresa de Bañuelos, que
tiene este tiempo para buscar el dinero necesario para la inversión. Lo demás es
una carta a los Reyes Magos, un poco más modesta que la que presentó Adelson
como cebo, que lo más probable es que se vaya rebajando en proporciones
parecidas a como fueron decayendo las promesas de Eurovegas.
Este invento de última hora, sin embargo, aporta una novedad política
interesante: el nombre de Barcelona World para un proyecto de Tarragona. Se
rompe, de este modo, uno de los grandes tabúes del pujolismo: el reconocimiento
de la capital catalana como enseña principal del país. Ha sido necesario que CiU
conquistara el Ayuntamiento de Barcelona para que se produjera este cambio. Bien
está lo que bien acaba. Pero es un hito ideológico histórico, el fin de la
obsesión del nacionalismo convergente de nunca tomar Barcelona (la parte) como
símbolo del todo (Cataluña).
Y, finalmente, una pregunta que entra quizá en el terreno de la psicología
política: ¿Qué tiene CiU con los casinos? ¿Por qué para replicar la pérdida de
Eurovegas era necesario un proyecto que incluyera también casinos de juego?
¿Para hacer la competencia a Adelson con su proyecto madrileño? Un país que está
pensando en su independencia merecería un proyecto de futuro que mostrara toda
su ambición de vanguardia creativa. ¿Será que el proyecto de CiU para Cataluña
es el de balneario para el ocio y entretenimiento de la Europa
Josep Ramoneda, Del fuego a las brasas, El País, 11/09/2012
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