No veure, no escoltar, no dir.

Sobre la puerta del venerado santuario de Tōshō-gū, en las afueras de Nikkō, en Japón, el escultor Hidari Jingorō realizó en el siglo xvii la más célebre -e imitada- reproducción de los llamados "tres simios místicos", Mizaru, Kikazaru e Iwazaru, cuyos nombres significan no ver, no oír y no decir. Provenientes de una antigua leyenda de origen chino, retomada luego por la tradición confuciana, se les asocia con un modelo ideal de conducta que conmina a no ver, no oír y no decir el mal (en otras representaciones, un cuarto mono, Shizaru, explicita el precepto de no hacer el mal). Como suele ocurrir cuando un icono transita de una cultura a otra, en Occidente los tres monos hoy simbolizan a sus contrarios: quienes no quieren ver ni oír el mal, aunque esté frente a ellos, y quienes prefieren callar antes que reconocer sus errores. 

Jorge Volpi, Los tres simios místicos, El Boomeran(g), 10/09/2012
http://www.elboomeran.com/blog/12/blog-de-jorge-volpi/

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