Cap a un solipsisme global.
En su ensayo Realismo capitalista (2009, Caja Negra), el pensador Mark Fisher ya advertía que internet incentivaba la formación de comunidades de solipsistas, de “redes interpasivas de ‘mentes como uno’ que lo que hacen es confirmar más que desafiar los prejuicios y presupuestos de cada uno”. En lugar de utilizar el espacio público online para intercambiar y confrontar puntos de vista diferentes, se han conformado de manera autómata una serie de microcircuitos donde no tenemos que encontrarnos con nada ni nadie a quien no queramos encontrarnos. Los grupos de presión de internet han logrado edificar una serie de corrientes populistas “dedicadas a atacar y perseguir todo lo que no sea anodino y mediocre”, comenta por videollamada el escritor y periodista Kyle Chayka, autor de Mundofiltro: cómo los algoritmos han aplanado la cultura (Gatopardo Ediciones). Los algoritmos se configuran para premiar aquello que recibe más “me gusta”, más clics, más seguidores y logran que lo popular y “lo más gustado” predomine mientras que lo original, alternativo o diferente acaba escondido en los recovecos de la web.
Uno de los momentos clave de la era de internet fue el día en el que Facebook implantó, en 2009, el botón de “me gusta”, explica Chayka en Mundofiltro. Gracias a este botón, las empresas podían saber qué interés tenía un usuario por un contenido o producto determinado para poder ofrecerle, directamente, lo que el usuario buscaba. Además, con esto, el usuario experimentaba un sentido de “colectividad digital” al conocer qué cosas les estaban gustando a los demás o cuáles recomendaban. Poco a poco los algoritmos han ido multiplicándose, condicionando y afectando a nuestra creatividad. Modelan el gusto porque, como usuarios, no buscamos lo que de verdad nos gusta, sino lo que está de moda, como esa mochila que le pedíamos a nuestra madre porque la llevaban todos los niños del colegio. “Te gusta lo que se supone que tiene que gustarte”, remata Chayka. Y lo que suele gustar a la mayoría tiende a ser lo fácil, lo que no es estrambótico ni se sale de la norma, lo minimalista, lo bello por antonomasia, lo sencillo, lo que no llama la atención.
Jimena Marcos, ¿Por qué todo parece lo mismo en todas partes?, El País 16/03/2025
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