Després de la mort de Freud.
En la Viena de fin de siglo XIX se
desmoronaba brillantemente, como un enorme decorado de opereta, algo más que un
mundo antiguo. El ser humano dejó primero de adorar a los astros para espantar
sus miedos, después descubrió con Copérnico y Galileo que la Tierra no era el
centro en torno al que giraba todo el universo, y luego Darwin le enseñó que no
era más que un animal evolucionado. Con Sigmund Freud, médico judío que nació
hace ahora 150 años, aprendió que dentro de nosotros hay una realidad que no
conocemos conscientemente y que en parte nos gobiernan pensamientos y deseos
que permanecen ocultos porque nos da miedo afrontarlos.
En aquella Viena de Schnitzler, Planck o Wittgenstein, de Ernst Mach, Schönberg
o Musil y su hombre sin atributos, Freud, a pesar de toda su carga de
prejuicios, liberó los fantasmas interiores del hombre e intentó sistematizar
su teoría del psicoanális, creyendo en el poder curativo de la palabra, única
manera de hacer visible lo inconsciente. Escandalizó a muchos - en una época
plagada de tabúes-, convenció a otros y encandiló a unos pocos, que
convirtieron su palabra en dogma sagrado. La influencia de la palabra de Freud
fue vasta en el arte, la literatura, el cine, la antropología o el pensamiento.
Conceptos como libido, complejo de Edipo, inconsciente, pulsión de muerte o la
tensión entre Eros y Tanatos son tan populares como el término freudiano para
calificar una situación raramente turbia.
¿Qué queda hoy de las tesis de Sigmund Freud? Tras ser sacralizado, a pesar de
críticos como Popper o Wittgenstein, el péndulo osciló al extremo opuesto y
diversos libros comenzaron a demoler el mito: The memory wars, de
Frederick Crews; Killing Freud, de Todd Dufresne, o Por qué se
equivocó Freud,de Richard Webster. El pasado año, Le livre noir de la
psychanalyse (Les Arènes) incendió el psicoanalisis francés y provocó la
respuesta de otro libelo, firmado por el lacaniano Jacques-Alain Miller. El libro
negro despliega en 830 páginas un juicio sumarísimo a Freud. Se niega la
eficacia de la psicoterapia (si bien en favor del tratamiento cognitivo
conductual), se acusa a Freud de haber falsificado informes, no haber curado a
ninguno de sus pacientes, haber forzado sus interpretaciones para ajustarlas a
sus hipótesis, no entender la sexualidad femenina o haber creado una
pseudociencia cripto-teológica con voluntad universalista, etnocéntrica y
moralista. En general, se acusa al psicoanálisis freudiano de aplicar un método
que no requiere una prueba empírica para contrastar la veracidad de la
hipótesis.
Como sucede con las figuras hegemónicas, tras la exégesis fue declarada la
muerte de Freud. Pero el psicoanálisis, renovado y dividido en mil escuelas,
resulta útil para muchas perturbaciones, y numerosos expertos aconsejan
combinar su método con técnicas cognitivas o la receta de fármacos. Lo que más
hizo envejecer a Freud han sido los cambios sociales y los formidables
descubrimientos de la ciencia sobre el funcionamiento del cerebro. Hallazgos
que explican el cerebro, pero siguen sin dar la clave del funcionamiento de la
mente humana. Aun así, António Damásio, uno de los neurobiólogos más
influyentes de hoy y que sostiene que no se pueden separar cuerpo y alma,
materia y mente, reivindica las intuiciones geniales de Freud -no contaba con
los instrumentos científicos modernos- sobre la naturaleza de la conciencia y
"la idea de que nuestras emociones actúan por debajo del umbral de la conciencia
y guían nuestros comportamientos conscientes". Por ejemplo, "cuando
se destruyen los circuitos emocionales del cerebro, se destruye también el
proceso normal de la toma de decisiones, y son incapaces de decidir qué deben
hacer". Freud, para muchos, es literatura que se lee como las narraciones
de los mitos griegos, pero se reivindican sus análisis sobre el malestar en la
cultura o sus textos políticos, su escepticismo sobre la posibilidad del ser
humano de paliar su angustia o refrenar por medio de la cultura sus impulsos
agresivos.
Josep Massot, Freud, ¿vivo o muerto?, La Vanguardia 06/05/2006 (150 años del padre del psicoanálisis)
Comentaris