La síndrome de Berlin.


Quizá un símil con lo que ocurre en la selva me pueda ayudar en el argumento. Los mercados se comportan como los depredadores que acechan a las manadas de animales de las sabanas. Los depredadores huelen la sangre de los miembros más débiles. Pero solo se lanzan sobre la presa cuando tienen la seguridad de que el resto de la manada no vendrá en su ayuda. Antes merodean a su alrededor y hacen conatos de ataque para ver la reacción del jefe de la manada. Si ven que desarrolla un liderazgo solidario, el depredador se lo piensa dos veces antes de arremeter contra la presa, para no salir mal parado del ataque. Pero si ve que desarrolla un comportamiento oportunista, se lanzan sobre la pieza.

El comportamiento de los 17 países que componen el euro se parece al de una manada en la que el jefe no ejerce un liderazgo solidario e intimidador. En esta situación, los mercados se comportan como los depredadores. Y lanzan ataques sobre las presas más débiles. Pero a medida que estas van cayendo, se atreven con otras, hasta llegar al propio líder de la manada.

¿Por qué Alemania es remisa a ejercer como jefe solidario de la manada y utilizar su fuerza para intimidar a los depredadores? Hay varias razones.

La primera está relacionada con su incapacidad y falta de voluntad para desarrollar ese papel de líder. El excanciller Helmut Kohl dijo en cierta ocasión que Alemania era demasiado grande para ser un primus interpares, pero demasiado pequeña para ejercer de líder. Estoy de acuerdo, tanto en cuanto al liderazgo económico como político. Recuerden su renuncia a apoyar la intervención en Libia.

Pero hay una segunda razón que tiene que ver con la visión alemana de las causas y de los remedios a la crisis de la deuda. Esa visión alemana -de la que participan otros países del euro- sostiene que el sobreendeudamiento y el déficit son debidos a la prodigalidad de los Gobiernos y a la falta de disciplina laboral de sus ciudadanos. Esta es una visión equivocada. Hay que recordar una y otra vez que la madre del excesivo endeudamiento privado de estos países ha sido un espectacular fallo del sistema financiero europeo, liderado por la banca alemana y francesa. El caso irlandés es paradigmático.

El remedio que defiende la visión alemana es tan errado como su diagnóstico. Alemania es contraria a ejercer de jefe de manada porque considera que lo mejor no es ser solidario, sino dejar que la disciplina de los mercados obligue a los Gobiernos y ciudadanos a hacer los deberes. Otro error. Mientras no cambien las ideas que están detrás de esa visión alemana de la crisis, los depredadores tienen el camino libre. Hasta llegar a convertir el problema de la deuda en el problema del euro.

Pero quizá lo más intrigante es ver cómo esa visión es compartida por las élites más influyentes de los países que están sometidos al castigo de los mercados. Se está desarrollando un síndrome de Berlín, mediante el cual las élites de los países

Antón Costas, El depredador, la presa y el jefe de la manada, Negocios. El País, 27/11/2011
http://www.elpais.com/articulo/primer/plano/depredador/presa/jefe/manada/elpepueconeg/20111127elpneglse_6/Tes?print=1

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