La IA i llei del mínim esforç.
La IA generativa, como gran aliada de la ley del mínimo esfuerzo, provoca una pereza mental considerable en sus usuarios. Ya se ha observado incluso en escáneres cerebrales. Un trabajo del MIT mostró este “coste cognitivo” en un trabajo preliminar que señalaba lo obvio: el cerebro humano es una máquina extraordinariamente eficiente que solo consume combustible si es estrictamente necesario. De ahí surgen nuestros sesgos y prejuicios. Y si se lo damos todo terminado, no se va a levantar del sofá: el estudio observó que quienes usaban ChatGPT para escribir un ensayo tenían menos actividad neuronal y, sobre todo, daban unas respuestas más homogéneas entre sí.
La autora principal del estudio, Nataliya Kosmyna, responde que “es importante vigilar su impacto sobre el pensamiento crítico”. Aunque sepamos que solo es fiable hasta cierto punto, tomaremos por bueno el resultado, poniendo en riesgo nuestra “capacidad de hacer preguntas, analizar críticamente las respuestas y formarse una opinión propia”, advierte. Sus resultados coinciden con otros estudios: como la IA genera respuestas buscando la media estadística de lo que ha leído, el mundo iría perdiendo ideas frescas e innovadoras. Estos programas homogeneizan el pensamiento, al empujarnos hacia el centro de gravedad de lo que han dicho todos los demás.
Javier Salas, Modo 'beta' global: el experimento masivo de la IA, El País 17/08/2025

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