Comportaments eusocials.
Entre los organismos que evolucionan de manera especial nos hallamos nosotros, los Homo sapiens,
un compendio de síntesis catalíticas que nos han llevado a la
autocatálisis y a ser lo que somos, una singularidad cósmica del sistema
solar. Sí, nosotros somos un experimento de las leyes de la naturaleza
y, por lo tanto, una expresión más de las mutaciones y de la selección
natural, como ya hemos planteado en numerosos escritos.
Pero en este post vamos ha hablar de una propiedad que de manera
emergente, y después socializada, ha hecho posible el aumento de nuestra
complejidad y la aparición y consolidación del conocimiento y del
pensamiento como algo singular en nuestra forma de adaptarnos. La
eusociabilidad, el ser animales con comportamiento social, probablemente
ha sido fundamental en la construcción del Homo sapiens, como también lo ha sido en otros órdenes, géneros y especies del reino animal, con los que compartimos esta adquisición.
Los animales eusociales necesitamos unos de otros continuamente para
poder soportar la selección natural con éxito, por tanto, el altruismo,
la división del trabajo y la cooperación son básicos en la adaptación de
las especies que subimos al umbral del incremento de sociabilidad. Los
humanos lo hemos hecho exponencialmente a través de la tecnología
socializada.
Miles de especies de insectos, aves y mamíferos que viven en el
planeta tierra, tienen comportamiento eusocial, lo que les permite
organizarse y reproducirse de manera que, sin esta actitud, que
posibilita el aumento de sociabilidad, se les hace imposible crear
nuevas colonias o ampliar las bandas en los territorios y prosperar. Así
que, tanto vertebrados como invertebrados tienen esta propiedad en su
génesis adaptativa, desde hace decenas o centenares de millones de años y
otros, como los humanos, algunos millones.
Compartir preadaptaciones que después se desarrollan y se hacen
fundamentales nos facilita establecer la relación entre distintos grupos
de organismos y saber cuáles son los factores limitantes de los mismos.
También nos permite saber que se llega a comportamientos parecidos a
partir de distintas necesidades y estrategias.
Ser animales sociales es la respuesta a presiones selectivas muy
importantes en nuestros entornos, de manera que es una adquisición
fundamental cuando se dan cambios de clima y transformaciones en el
medio, que obligan a gastar más energía para adaptarse. La conducta
social, por ello, tiene que ser entendida como cualquier otra conducta,
pues se trata de un proceso evolutivo para poder soportar la selección
natural.
¿Qué tiene de particular nuestra conducta social respecto a la de
otros organismos en el planeta? Pienso que esta es la cuestión que
deberíamos contestar para poder establecer las bases de una teoría de la
evolución social de nuestro género, pero más concretamente de nuestra
especie.
Eudald Carbonell, Evolución y sociabilidad, Sapiens, 09/03/2013
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