Decisions polítiques i darwinisme.

http://blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef017c37f21645970b-pi
Darwin

Déjenme que lleve el tema al terreno de la ironía, de lo contrario sería dejarlo en el dramatismo agónico de las oportunidades que van muriendo poco a poco en una sala de espera.

De las dos grandes teorías de la evolución humana, la postulada por Darwin y la que presentó Lamark, la darwinista se presenta sin una dirección definida, en el sentido de que los cambios en las especies se producen por mutaciones al azar, y luego son las modificaciones que mejor se adaptan al medio las que se transmiten a la descendencia y se mantienen. La idea de Lamarck era la contraria, es el medio el que hace que aparezcan las modificaciones necesarias para sobrevivir, y quien las adquiera tendrá más probabilidades de hacerlo en mejores condiciones.  

La naturaleza es darwinista, pero la cultura es lamarckista.

Las sociedades modifican el hábitat de la cultura y la ciudadanía se va adaptando a esos cambios que nacen de la convivencia y la educación, y según el resultado obtenido dichos cambios permanecen, desaparecen o se modifican en otro sentido. Si embargo, últimamente las cosas han cambiado, y como en las sociedades hay quien le gusta jugar a Dios (y cada vez más), desde las posiciones de poder se introducen mutaciones (cambios que afectan directamente a las personas) para elegir quienes deben permanecer y reproducirse, y quienes deben de tener más dificultades para sobrevivir en el hábitat diseñado.

Se produce así una interacción entre la mutación que introduce la decisión política y el hábitat creado por otra serie de acciones previas, y esta interacción da lugar a una adaptación o, por el contrario, a una situación inadaptada que terminará por afectar la supervivencia en igualdad de esos individuos.

La última mutación que ha introducido el Gobierno ha sido no formar en las técnicas de trasplante a los equipos médicos de las Comunidades que no se ajusten el déficit. Se ve claramente la acción directa de la mutación sobre las personas en un hábitat previamente modificado a través de la medida general del “déficit”. Las consecuencias son claras, y se unen a los cambios introducidos con anterioridad.

Los recortes del Gobierno en Sanidad no afectan a todas las personas de manera directa. En lo inmediato repercuten sobre aquellas caracterizadas por una serie de elementos, entre ellos, la enfermedad, la edad avanzada, el carácter crónico de la patología que padecen, la infertilidad, la identidad sexual que busca una intervención para cambiar el sexo biológico, la existencia de un fracaso en algún órgano que requiere ser trasplantado…  Después, todos estos factores individuales se combinan con una serie de elementos sociales del hábitat que envuelven a las personas afectadas, entre ellos, fundamentalmente, la pobreza o la escasez de recursos económicos, o ser inmigrante sin papeles.

De alguna manera, nos trasmiten la idea de que se trata de “personas en mal estado”, puesto que si estuvieran sanas  y su “moralidad” no las llevara a plantear, por ejemplo, un cambio de sexo o una fecundación artificial, no necesitarían nada de eso y no se verían afectadas por los recortes. Y también se insinúa que se trata de “ciudadanos de segunda” (de esos del “¡que se jodan!”), puesto que si se hubieran esforzado tendrían recursos económicos y podrían acceder a todas esas prestaciones a través de la sanidad privada.

Todo ello conduce a un “darwinismo político” marcado por una ideología que se considera superior, y que da la sensación que entiende que son sus individuos los que deben reproducirse con ventaja para evitar la amenaza de la proliferación de otros que puedan acabar con el hábitat de sus valores y tradición.

Se produce así una "selección natural de manera artificial". Los más pobres, enfermos, y necesitados de asistencia… desaparecerán del terreno de la salud y de la procreación, mientras que los más ricos y saludables podrán seguir desarrollándose, teniendo descendencia y extendiéndose de manera que sean mayoría en la sociedad. Es un mecanismo de selección artificial lamarckista que introduce la mutación darwinista para mantener su educación, sus valores e ideas y trasmitirlas a las "nuevas generaciones". Es el darwinismo social dirigido desde las políticas de gobierno.

Soy consciente de que podría ser un guión para un telefilme, lo triste es que se trata del simple relato de la realidad.

Miguel Lorente Acosta, Darwinismo político, Autopsia, 20/03/2013

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Percepció i selecció natural 2.

Gonçal, un cafè sisplau

"¡¡¡Tilonorrinco!!! ¡¡¡Espiditrompa!!!"