Què són els incentius?







En un provocador artículo, David Pinsof, del departamento de psicología de la UCLA, se pregunta cómo funciona la sociedad en la que vivimos.

Para responder se autoimpuso el reto de usar un máximo de cinco palabras.

Y el resultado fue:


¿Cuáles son esos incentivos a los que se refiere Pinsof?

En un sentido genérico podría afirmarse que los incentivos son esas cosas, presentes en nuestro mundo, que los primates humanos desean o persiguen como resultado de su evolución sobre el planeta. Cosas tales como la comida, el cotilleo, el descanso, el estatus, el sexo, el territorio, la homeóstasis, los valores o la dominación de otros grupos distintos al que uno pertenece.

La organización de esos incentivos según tiempo, espacio y relaciones de causa-efecto, se puede denominar estructura de incentivos.

Esa estructura puede cambiar con los años, pero, al final del día, se compone de cosas que los humanos desean y de modos de alcanzarlos. Desde esa perspectiva, el libre albedrío sería la capacidad de responder a esos incentivos, de modo que podría hablarse de un determinismo basado en los incentivos.

¿De qué va ese determinismo basado en los incentivos?

“Somos lo que somos, deseamos lo que deseamos y hacemos lo que las causas de lo que hacemos han promovido.”

La gente presta atención cuando tiene algún incentivo que le impulsa a ello. Si quien les habla tiene un alto rango y puede influir en su futuro bienestar, prestarán atención. Aun así, aunque preste atención a lo que se dice, no se tendrá ninguna certeza sobre el hecho de que se actuará en consecuencia con el mensaje. Solamente lo hará si hacerlo tiene algún incentivo asociado. Seguirán las consignas del mensaje si pueden obtener algún beneficio neto. Punto.

“La gente que cobra por hablar, es decir, los intelectuales, piensan que lo que importa es lo que se dice –la historia gira alrededor de las ideas—puesto que eso les hace sentir mucho más importantes de lo que realmente son. La sensación de ‘ser importante’ es un incentivo enorme para los humanos y contribuye a entender la vida de esos sobredimensionados intelectuales.”

Lo que verdaderamente importa es estar en posesión de la verdad y enfrentarse a quienes se niegan a ver la luz que emana de nosotros, los únicos genuinamente virtuosos. Es irrelevante que en ese absurdo proceso perdamos de vista la verdadera estructura de relaciones de causa-efecto que gobiernan el planeta que habitamos:

“Si hay poderosos incentivos para ayudar a nuestros semejantes, incluso los tipos malos ayudarán. Si hay poderosos incentivos para hacer daño a nuestros semejantes, incluso los buenos tipos les harán daño. Los buenos miembros del ISIS son quienes se ofrecen valientemente como voluntarios para inmolarse, mientras que sus malos miembros rechazan sacrificarse por su noble causa. La realidad es que la gente es tan buena como los incentivos a los que responden.”

¿Hay alguna salida digna a esta coyuntura?

Para nuestro autor, el único modo es gestionar la estructura de incentivos a los que verdaderamente responde la gente de carne y hueso (no los intelectuales).

¿Es practicable el enfoque de Pinsof?

En un mundo distópico como el de B. F. Skinner desde luego que sí. O en una materialización del Proyecto Venus fiel a esas pautas con bastante detalle. Si actuamos como ingenieros sociales y manipulamos esa estructura de incentivos de modo que solamente exista un modo adecuado de proceder, entonces lograremos que no haya ni tipos malos ni buenos tipos porque sus inclinaciones naturales serán, en principio, irrelevantes. Es igual cuál pueda ser la individualidad de cada uno de nosotros porque esa estructura de incentivos orientará nuestras acciones como el poderoso electroimán de una resonancia. Usando una metáfora de Sheldrake, los humanos resonaremos de modo acorde con esa estructura de incentivos sabiamente orquestada por…

¿Quién o quiénes exactamente?

Hay un pequeño paso entre las buenas intenciones y el totalitarismo:

«Se puede hacer de los humanos lo que queramos que sean.» (Lenin).

Seguimos sin aprender la lección.

Roberto Colom, El poder de los incentivos, robertocolom.wordpress.com 14/11/2025

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